Sí, otra vez yo, Mamá

Cuantas cosas aprendí a tu lado, aún cuando permaneciste años en el mayor y más doloroso de los silencios que jamás he escuchado! Pero cuando esos silencios te partían el Alma, con un sólo movimiento de ojos desde tu cuerpo inmovil, lo volvía a reconstruir, y así, día tras día.