A principios de 2013, Samuel L. Jackson contestó el cuestionario “Mi vida secreta“, que The Independent elaboró para invitar a figuras públicas a mostrarse libres del glamour mediático. Ante la pregunta sobre sus planes para los siguientes cinco años, la estrella de Hollywood contestó: “Seguir vivo, filmar una película basada en The last days of Ptolemy Grey [novela de Walter Mosley] y juntar un montón de dinero para donarlo a alguna fundación de lucha contra el Alzheimer”. Al término de aquella especie de formulario, el diario británico anunció que el actor favorito de Quentin Tarantino sería anfitrión del Affinity Real Estate Shooting Stars Benefit 2013, torneo de golf organizado en las afueras de Londres para recaudar fondos con ese mismo objetivo solidario.
A propósito de aquel evento caritativo, Jackson le concedió esta entrevista al Channel 5 donde contó que estaba trabajando en el proyecto cinematográfico mencionado. En esa oportunidad el actor también reveló que su madre batalló contra el olvido patológico hasta que murió en noviembre de 2012. “Es muy difícil presenciar el avance de esta enfermedad en un ser querido tan vital, que estuvo tan presente en tu vida”, dijo.
Semanas o a lo sumo un mes después de la muerte de la madre de Samuel, las salas norteamericanas estrenaron Django sin cadenas, película de Tarantino donde el actor interpretó un rol secundario. En ese contexto de desembarco cinematográfico, Indiewire informó (aquí) que Jackson estaba encarando otros proyectos laborales, entre ellos la adaptación de la novela de Mosley, cuyos derechos de autor ya había comprado.
Según el mismo artículo, el actor había deslizado off the record que el rodaje empezaría en uno o dos años, y que Rodrigo García -hijo de Gabriel García Márquez- dirigiría el largometraje. El mismo Jackson encarnaría al protagonista Ptolemy Grey, enfermo de Alzheimer de 91 años dispuesto a inyectarse un fármaco no autorizado que revierte totalmente el deterioro mental pero que provoca la muerte en una semana. El hombre acepta la propuesta non sancta de un médico apenas conocido, porque quiere repasar su vida con la esperanza de poder reparar los errores cometidos.
En octubre de 2013, algunos medios online chicos (éste por ejemplo) replicaron parte de una presunta entrevista concedida a la revista Playboy donde Jackson volvió a referirse a su proyecto cinematográfico, sin las precisiones que Indiewire le atribuyó en 2012. En esa oportunidad, el actor también confesó que le teme al Alzheimer no sólo por la experiencia que vivió con su madre enferma sino porque un abuelo, sus dos abuelas y una tía materna también padecieron demencia.
Una búsqueda rápida por Internet sugiere que aquélla fue la última vez que Samuel habló de su sueño de filmar Los últimos días de Ptolemy Grey. Asimismo cuesta encontrar información actualizada en sitios especializados como la base de datos IMDB, sin ningún indicio ni en la ficha del actor, ni en la de Rodrigo García, ni en la de Walter Mosley.
El único dato (mínimamente) alentador es la confirmación por parte del autor del libro original en agosto de 2013, es decir, dos meses antes de la publicación de la presunta nota de Playboy. De hecho, Mosley hizo la siguiente afirmación lacónica ante el sitio Washington Independent Review of Books: “El hijo de García Márquez dirigirá la versión cinematográfica de Los últimos días de Ptolemy Grey, con Samuel L. Jackson”.
Justo ayer jueves, The Hollywood Reporter publicó (aquí) nuevas declaraciones del actor sobre el olvido patológico. Otra vez se refirió a sus actividades para recaudar fondos (en mayo del año pasado, en agradecimiento a los cien mil dólares que donaron sus seguidores, subió a la Web la interpretación improvisada de un famoso monólogo de la serie Breaking bad). También contó que toma precauciones para prevenir la aparición de la enfermedad: “Leo, hago crucigramas, armo rompecabezas, sigo trabajando porque quiero ejercitar mi memoria”.
Lástima… No dijo nada sobre el proyecto de ponerse en la piel de un enfermo de Alzheimer dispuesto a sacrificar su vida con tal de (volver a) recordar… y de intentar reparar.
María Bertoni
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