Carta de un hijo a una Madre con Alzheimer
Un Recuerdo que gracias al Olvido aún permanece Vivo.
Carta de un hijo a una Madre con Alzheimer
Todavía sigo sintiendo ese mismo escalofrío que sentía cada tarde cuando alargaba mi brazo y lo apoyaba en tus piernas para que me hicieras cosquillas. Aun sigo sintiendo tu mirada silenciosa pero llena de amor y complicidad con la que tus ojos me decían sin entonar palabra; gracias por estar aquí y hacer de mi vida algo tan simple y maravilloso a la vez.
Siempre tendré mucho que agradecerle al Alzheimer por haber hecho que nuestras vidas después de muchos años se fusionaran en un recuerdo en común, el cual yo, día a día, iba moldeando para que llegase a ti con más facilidad, esa memoria inmediata que de pronto olvidabas y que supimos convertir en memoria a largo plazo.
Lo conseguimos!
Nos costó pero lo conseguimos; gracias al aprendizaje mutuo, a la paciencia que pusimos en ello, en algunas ocasiones fuiste tú misma la que demostraba tener más que yo. Siempre tus silencios dijeron más que mis palabras. Ese escalofrío aún me sigue recorriendo el cuerpo cuando veo que tu recuerdo permanece vivo en mí. Tu infancia que no viví pero si me la tuve que aprender para que tú no la olvidarás, tus años de juventud, tu ir y venir con paso firme por esas calles de Algeciras después de peinar a tus clientas, las anécdotas con tus hermanas y tu madre, con tu primer y único novio que gracias a Dios se convirtió en mi padre.
Cada nacimiento de tus 6 hijos, tus trece nietos y primeros bisnietos, tus continuos traslados hasta llegar a Cádiz, donde por fin fijamos nuestra residencia, donde fuiste tan feliz como desdichada por la pérdida de la persona a la que más amaste. Con él se fue parte de tu vida y la otra que te quedaba se la llevó el Alzheimer, pero no por ello dejaste de vivir intensamente; vivimos intensamente esos últimos años, años que aún recuerdo con el mismo escalofrío que sentí el día que te diagnosticaron la enfermedad, pero que gracias al olvido permanecen vivos en Mí.
Alberto dice
Dentro de lo atroz que significa para un paciente con Alzheimer y su cuidador -que generalmente es un hijo o familiar cercano- y ya que dentro de lo no tan bueno de algo siempre se debe extraer lo positivo, en una relación así es el inmenso acercamiento que se produce entre ambos, algo que nunca antes podría haberse producido en la forma en que ambos lo sienten y/o perciben a diario en mayor o menor magnitud pues el estado del paciente no siempre es el mismo (me refiero en mayor medida a los que mantienen un estado avanzado). En todo caso, dicho acercamiento es único y jamás antes podría darse de una forma tan sublime.