Conviviendo con el Alzheimer
La enfermedad no sólo afecta al paciente.
El ser diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia, puede ser un duro golpe no sólo para el paciente sino para sus familiares y amigos.
Esta enfermedad ataca de forma progresiva y es degenerativa, por lo que afecta a las capacidades intelectuales como la memoria y el lenguaje, por ejemplo.
A su vez provoca que el enfermo comience a depender, cada vez más, de quienes están a su alrededor para el desarrollo de sus actividades de la vida diaria.
En medio de todo ello, la situación puede producir una mezcla de sentimientos que van desde la incertidumbre hasta la negación, además de miedo.
En esta página BBC Mundo le ofrece los comentarios de algunos familiares y amigos de pacientes con Alzheimer a modo de ayuda y orientación sobre cómo vivir y enfrentar la enfermedad.
La primera etapa es sumamente difícil, es aquella donde se presentan los ligeros olvidos, aquellas donde la persona parece estar bien, pero al mismo tiempo notamos algo raro en ellas
Federico Ortiz Moreno
El padre de Jeannette Sánchez, de Venezuela, fue diagnosticado con Alzheimer. Sánchez señaló que es muy importante buscar información de expertos sobre la enfermedad así como también aquella relacionada con las responsabilidades del cuidador. Sánchez reconoció que cuando su padre fue diagnosticado la embargaron diversos sentimientos.
“Cuando a mi papi le diagnosticaron Alzheimer sentí profunda tristeza e impotencia. Acudí a una amiga psicóloga y me envió amplia información sobre la enfermedad y sobre la ayuda al cuidador. Esto fue importante para mí: conocer el proceso y lo que la familia debía o no hacer. La enfermedad se lo llevó muy rápido. Mi papi murió 18 meses después de ser diagnosticado. Si hubiéramos detectado cambios sutiles en su forma de ser no sé si lo hubieran ayudado. Creo que no. La enfermedad es irreversible”, comentó.
Por etapas
Por su parte, Federico Ortiz Moreno, de Monterrey, México, escribió a nuestra página para expresar la importancia de enfrentar la enfermedad por etapas.
Carlos Ortiz, con su hija Margarita, su nieta Magaly y su bisnieta Vanessa.
“Creo que una da las cosas más difíciles de esta enfermedad es poder aceptarla. Definitivamente el no saber cómo actuar ante diversas situaciones que algunas veces pueden ser tolerables y otras, que resultan imposibles de aceptar, hacen que la persona que está al cuidado del enfermo, se desmorone”, indicó.
“La primera etapa es sumamente difícil, es aquella donde se presentan los ligeros olvidos, aquellas donde la persona parece estar bien, pero al mismo tiempo notamos algo raro en ellas”, añadió.
El lector identificado como WARH nos comentó desde Venezuela sobre el deterioro de salud que presenta su abuela tras ser diagnosticada con la enfermedad de Alzheimer.
“Mi abuela paterna padece esta enfermedad desde hace casi cinco años. Aparte del deterioro de sus funciones cerebrales, lo que más me ha llamado la atención es su deterioro físico. De una mujer “rellena”, pasó a ser una persona casi esquelética, aunque muy fuerte y capaz de caminar largas distancias. Ya no recuerda a mi padre o a mis tíos, mucho menos a sus nietos y a otros familiares. Habla poco y casi siempre está dopada por las medicinas. Duerme mucho. Es como si ya no estuviera.”
Los cuidadores
Murió con nosotros cuidándola, reconfortante pero con sacrificios laborales, familiares y económicos. Ya no era ella
María Yumar
María Yumar, de Guanare, también en Venezuela, compartió con BBC Mundo el impacto que la enfermedad puede tener en los cuidadores del paciente con Alzheimer y alentó a otras personas a que den consejos para hacerle frente a esta situación.
“Mi papá tiene Alzheimer, tiene 81 años y la cuidadora principal es mi mamá, una mujer de 78 años sumamente cansada y agotada. Se nos ha hecho a los cuatro hijos, todos mayores de edad, sumamente difícil llevar la situación. A veces no sabemos a quien socorrer primero, a papá o mamá. Ellos no aceptan sugerencias y quieren hacer todo ellos personalmente, desconfían es difícil, pareciera que no se dejan ayudar, me gustaría ver y leer de casos para aprender”.
Entretanto, Anne Shaw de Montevideo, Uruguay, contó cómo fue el inicio en el caso de su madre. «Comenzó con conductas inadecuadas, en los lugares, en enojos, en olvidos, pagaba cuentas inexistentes… Luego aparecieron los delirios, quería «ir para casa», y vivió siempre en el mismo lugar. Cada vez más desconectada de la realidad, confundía a mi hermano con su marido o novio, y le tenía miedo a las cuidadoras. Luego supimos que le pegaban y la ataban. Murió con nosotros cuidándola, reconfortante pero con sacrificios laborales, familiares y económicos. Ya no era ella».
Finalmente, lectores como Juan París de Medellín, Colombia, expresaron que aunque no tienen parientes que padecen la enfermedad, la información sobre el Alzheimer los ayuda a ponerse alerta para detectar los primeros síntomas del Alzheimer.
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