Diagnóstico Alzheimer.
Es complicado realizar un diagnóstico exacto de la enfermedad de Alzheimer, pero el elemento de más ayuda para el profesional a la hora del diagnóstico es el historial clínico tanto del paciente como el de sus familiares. El médico necesita una historia médica completa que le permita saber cual es el estado general de la salud del paciente, y si existen otras enfermedades que puedan haber propiciado la aparición de algunos de los síntomas aparecidos que le han llevado hasta la consulta. Para averiguarlo, el médico debe exigirle tanto examenes de sangre como de orina.
Tras este examen físico del individuo, debe ser sometido a un examen neuro-psicológico que ponga a prueba su capacidad mental y de lenguaje. Una de las pruebas sencillas más extendidas y aceptadas para ayudar a diagnosticar una demencia del tipo Alzheimer es el mini-mental, un test sencillo que puede ser aplicado en cualquier lugar y en pocos minutos. Aunque este test es muy útil para detectar o descartar un principio de demencia, no sirve en absoluto para determinar un diagnóstico definitivo.
El médico también debe descartar la existencia de una depresión, enfermedad que en ocasiones también puede manifestar síntomas similares a los de la demencia. Un examen del cerebro con escáner (TAC) o una resonancia magnética nuclear (RMN), también pueden ser recursos útiles en el diagnóstico para el médico, pese a que la mayor parte de los resultados no suelen mostrar grandes alteraciones en el cerebro del examinado.
Esta serie de pruebas dan como resultado un diagnóstico casi definitivo. Un diagnóstico totalmente irrevocable se puede obtener por otros métodos, como por ejemplo, una biopsia post-mortem.
Via: alzheimer.medico-guia.com
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