Un equipo de 15 investigadores del CIMA lleva seis años buscando una respuesta a la enfermedad de Alzheimer. Y al igual que les ocurre a sus colegas científicos del resto del mundo no han conseguido dar con las causas que lo originan, cuestión clave para el tratamiento de la enfermedad. No obstante, los ensayos que ha realizado este equipo en ratones con una molécula les han permitido certificar la plasticidad del cerebro y su capacidad de recuperación neurológica.
Esto, al menos, abre la esperanza a la efectividad de un futuro tratamiento, aunque para ello, antes alguien deberá descubrir el origen de la enfermedad. Alberto Pérez Mediavilla, investigador del área de Neurociencias del Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra participó ayer en las XVIII Jornadas sobre la Enfermedad de Alzheimer que organiza AFAN.
¡Qué paradoja! La ciencia moderna consigue alargar la vida del ser humano pero nuestro cerebro no lo soporta…
Cierto. Según se alarga la esperanza de vida, las probabilidades de que la población padezca Alzheimer es mayor.
¿La epidemia del siglo XXI?
Sí, o una de ellas. Desde luego bastante más que la gripe aviar y todo esto. Hay mucha gente que se plantea si el Alzheimer es una enfermedad o una forma alternativa de envejecimiento. Que a partir de los 80 años haya un 35% de incidencia de esta enfermedad es un poco sospechoso.
¿Estamos muy lejos de que aparezca en el mercado un fármaco eficaz contra el Alzheimer?
Es muy posible que el fármaco que pueda ayudar a curar el Alzheimer ya esté en el mercado. Lo que ocurre es que para saber qué fármaco tenemos que usar, tenemos que encontrar la causa de la enfermedad. Una vez que sepamos la causa, podremos buscar qué cosas se están utilizando para curar otras enfermedades que tengan un componente parecido al que hayamos identificado y así poder ver si es eficaz.
Ustedes ya han probado en el CIMA una molécula con ratones, ¿con qué resultados?
Los ratones han recuperado memoria y hemos visto que algunos marcadores de la cascada degenerativa desaparecen. Es decir, no sólo se consigue que las neuronas recuperen plasticidad, sino que en alguna medida se frena lo que está causando esas pérdidas. Hace dos años patentamos el uso de esta molécula, que ya se está empleando para tratar otras enfermedades distintas, para su aplicación en la enfermedad de Alzheimer. Pero de momento es sólo un ensayo realizado con animales y su eficacia no se ha probado en las personas.
No se pueda curar, pero, ¿no es posible frenar la degeneración?
Por ahora no. Hay fármacos que palian los síntomas, como la ansiedad, e incluso que pueden ralentizar un poquito la progresión, pero no hay fármacos que sean capaces de frenar en las personas la degeneración de las neuronas, ni de recuperarlas.
¿En qué punto está la investigación mundial del Alzheimer?
La semana pasada se reunió un panel de expertos en Estados Unidos y la primera conclusión a la que llegaron es el absoluto desconocimiento de la causa de la enfermedad. La segunda es que no hay nada concluyente respecto a posibles hábitos de vida que nos puedan asegurar que podemos prevenirla. A día de hoy, también se han revisado algunos dogmas que no son tales.
¿Por ejemplo?
Una de las hipótesis con las que hemos trabajado es que la causa del Alzheimer era debida a la acumulación de un péptido que desencadenaba el proceso degenerativo. Los esfuerzos por lograr una molécula que neutralizara este péptido no han funcionado en humanos. Hay muchas evidencias de que ese péptido interviene, pero que no es la causa que desencadena el proceso.
¿Qué perspectiva tienen los 8.000 afectados por Alzheimer en Navarra?
Bueno, hay una esperanza y es que hemos conseguido revertir el déficit cognitivo en animales. Significa que, aunque el cerebro esté muy deteriorado, si se consiguen fármacos que bloqueen las causas de la enfermedad el cerebro tendrá la suficiente plasticidad como para regenerarse.
¿Cuáles son los primeros signos de la enfermedad?
Pequeños fallos de memoria, desorientación y cambios de humor.
¿Debemos tomar antioxidantes?
No hay nada concluyente, pero una vida con ejercicio y una dieta saludable no perjudican. Los suplementos de antioxidantes, desde luego, no son necesarios.
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