¿Alzheimer quién…?
Saul Godoy Gómez // EL UNIVERSAL 14/06/10
Fue en unas conferencias médicas en Alemania en 1906, que el neurólogo, el Dr. Alois Alzheimer presentó un caso de una paciente que fue tratada por insania mental, el Dr. Alzheimer le había hecho la autopsia al cerebro y descubrió que estaba lleno de nudos de una sustancia fibrosa a los que atribuyó el comportamiento anormal. A partir de ese momento la demencia tuvo que diferenciarse de otras formas de insania mental.
Pasaron casi dos lustros y la enfermedad de Alzheimer se convirtió en un azote para la población mayor de 65 años, y la tercera enfermedad de mayores costos para los sistemas de salud del mundo (después de las enfermedades coronarias y el cáncer) para que se encendieran las alarmas y una nuevo interés activaran las investigaciones.
Ha probado ser una enfermedad difícil de comprender y tratar, se descubrió que 1 de cada 10 personas mayores de 65 años la sufre, y sus víctimas, todas, irremediablemente, con sentencias de muerte. En personas mayores de 85 años, la incidencia es 1, de cada 2 personas.
Debido a que causa incapacidad en la persona para valerse por sí misma, los costos asociados a su tratamiento y cuidado son enormes. Es una enfermedad asociada al éxito de la medicina moderna, si sobrevivimos a los infartos y al cáncer, es posible que el Alzheimer nos esté esperando a la vuelta de la esquina, justamente cuando creíamos haber superado lo peor.
No fue sino hasta el año de 1984 que se descubrió que esos nódulos fibrosos se formaban en el cerebro por una proteína llamada Amiloide, una proteína presente en las paredes celulares de nuestros órganos, el por qué esta proteína empieza a formar plaquetas y hacerse tóxica, es todavía un misterio, ya fue decodificado su ADN y se sabe cómo el cuerpo la produce, pero a estas alturas se desconoce si estos nódulos son el efecto o las causas de la enfermedad.
La mayor parte de los medicamentos en uso, y muchos de los que están en pruebas clínicas, reducen los niveles de amiloides en el cerebro, se conoce que trazas de cinc, cobre y hierro propician la formación de estas plaquetas, otros medicamentos tratan de reparar el daño causado, o de estimular al sistema inmunológico para que ataque los amiloides en el cerebro.
Una buena parte de estos fármacos tratan de reducir los efectos de la enfermedad sobre la memoria y la coordinación motora, pero hasta el momento, la enfermedad es incurable y sigue siendo mortal.
En los países capitalistas, se tardan de diez a quince años de investigación para que un remedio llegue a la fase de pruebas en humanos, y aún allí, fármacos con grandes promesas pueden desarrollan efectos secundarios graves, otros simplemente tienen que ser desechados con la subsecuente perdida de capital y trabajo para las empresas farmacéuticas.
Pero el mercado y las potencialidades de éxito de algunos de estos remedios hacen que las empresas se arriesguen, pues las ganancias son enormes, es común que jóvenes investigadores y médicos se separen de los grandes hospitales y universidades y crean pequeñas compañías en torno a líneas de investigación, y se lanzan a la búsqueda de inversionistas, hay un mercado global muy activo de corporaciones de alta tecnología y de inversionistas privados que apoyan estos emprendimientos, y algunos, logran reunir el suficiente dinero para montar sus propios laboratorios de investigación, si tienen éxito, seguro que una gran firma farmacéutica les comprará la patente de los fármacos que han logrado desarrollar, y se podrán retirar aún jóvenes y muy ricos, o seguir en la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos.
Los hospitales del mundo están llenos de pacientes de Alzheimer en etapa media y terminal dispuestos a tratar cualquier posibilidad para derrotar a esta enfermedad, la empresa privada y el capitalismo, no el socialismo, son los que lideran esta carrera de largo aliento en contra de la muerte y el sufrimiento, y estoy seguro que, algún joven investigador o doctora lograrán descubrir una cura, sin importar cuán ricos se hagan por su trabajo, como debe ser.
saulgodoy@gmail.com
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