Suicidio a los 70
Los holandeses, que siempre han sido los más avanzados en el respeto al deseo de morir y en disponer ayudas a quienes lo solicitan, han ido esta vez un poco más allá. Están planteando que una persona, a partir de los 70 años de edad, pueda solicitar que se le ayude a dejar este mundo, tras una vida ya realizada.
No se me podrá acusar a mí de estar en contra del suicidio libre y asistido pero esto de los 70 años ha encendido todos mis pilotos de alarma. ¿Por qué a los ancianos? Cualquiera puede considerar que ya no quiere seguir viviendo pero sólo se entiende cuando uno es ya viejo. Total, con 70 años ¿para qué vivir ya? parece ser la filosofía de estos caritativos ciudadanos.
Esto de poner edad al derecho a la muerte es muy sospechoso y representa un alto riesgo.
Es de mero sentido común que esta pretensión lleva implícita una consideración altamente peyorativa de la ancianidad. Sólo con que nos miremos a nosotros mismos y a nuestra propia experiencia, veremos que, a cualquier edad que tengamos, siempre nos parece que una edad superior a la nuestra es «cosa de otros». De modo que los que piensan ahora que los 70 años son una barbaridad, cuando los tengan estarán convencidos de que los 90 sí que son muchos pero que una persona de 70 es bastante joven. Naturalmente, los que proponen el suicidio a partir de los 70, no los tienen aún.
Por otra parte, los viejos son caros: acuden al médico con demasiada frecuencia, consumen demasiados fármacos, no son ya productivos, necesitan cuidadores, etc. Sería mucho más económico que, elegantemente, sin alharacas, se fueran retirando por el foro. Naturalmente, dispondrían del máximo confort en su despedida de este valle de lágrimas. Y se harían hermosos rituales para que los hijos a los que criaron con todo sacrificio y amor y los nietos a los que atendieron para que a sus papás les fuera posible enriquecerse, pudieran mostrar su sentido dolor por la pérdida. Claro que algunos viejitos no tendrán el menor deseo de irse de este mundo. ¿Qué haremos con ellos? Podríamos hacerles ver lo mal visto que está seguir aquí dando guerra a sus queridos hijos cuando tienen tan fácil largarse de una vez. De ese modo, la ansiedad y la depresión que esto les generaría, facilitaría su decisión.
Lo que tiene que hacer esta malhadada sociedad que nos estamos construyendo es ser más agradecida, más solidaria, más generosa, más bondadosa, y dejarse de maldades como ésta.
Viernes, 30 de Julio de 2010
María Jesús Morala, Directora de comunicación de Afal Contigo
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