El cerebro siempre está activo, incluso cuando aparentemente no hacemos nada. Al divagar o pensar en nuestras cosas, hay regiones cerebrales muy concretas que se encienden de forma simultánea, configurando una estructura bautizada como red neuronal por defecto (default mode network). Doscientos cincuenta expertos internacionales en esta red se reunieron en el primer congreso internacional organizado por Benito Menni CASM en Sant Boi de Llobregat (Barcelona) el 4 y 5 de junio. Sus investigaciones ofrecen una nueva perspectiva desde la que entender enfermedades mentales como el Alzheimer, la depresión y la esquizofrenia.
La corteza cerebral se organiza en regiones que desempeñan funciones específicas. No se trata de regiones independientes, sino que sus neuronas mantienen millones de conexiones sinápticas con neuronas ubicadas en cualquier parte del cerebro. A pesar de la gran dificultad que supone investigar esta complejísima madeja de cables, existen técnicas de neuroimagen, como la tomografía por emisión de positrones (PET) o las imágenes por resonancia magnética funcional (RMf)- que son capaces de detectar la actividad neuronal al medir el consumo de glucosa u oxígeno.
Con estos instrumentos, los investigadores Marcus Raichle y Michael Greicius descubrieron en 2001 la red neuronal por defecto, un conjunto de regiones cerebrales que se activan en los momentos en que no desarrollamos tareas externas. Ubicada en las partes mediales de los hemisferios –en concreto, en la corteza prefrontal medial y la corteza cingulada posterior, entre otras zonas-, las neuronas de esta red se desactivan cuando se abandona el estado de divagación. En su lugar, se activan otras redes neuronales relacionadas con la labor en la que nos hemos concentrado.
Raichle además se dio cuenta de un resultado paradójico: el cerebro apenas consume más energía de lo habitual cuando está concentrado en resolver un problema. Eso significa que buena parte del 20 % de la energía corporal que utiliza el cerebro -a pesar de constituir solo el 3 % de su masa- se destina a la red por defecto. Estos datos avalan la tesis de que la red tiene que estar involucrada en actividades esenciales para el ser humano, y desentrañar sus funciones supone un auténtico reto para los científicos.
Al estudiar las funciones de las regiones cerebrales involucradas en la red, se observó que están relacionadas con el mundo interior de cada uno: procesan información, por ejemplo, sobre la memoria autobiográfica y sobre proyectos futuros. Según el psiquiatra canadiense Peter Williamson, su función es “anticipar constantemente situaciones a las que nos podemos enfrentar”. Sobre esta base empírica, se cree que este sistema produce el sentido de uno mismo.
Numerosos estudios han mostrado que esta red guarda relación con una gran variedad de patologías mentales. Por ejemplo, ya existe evidencia de que su función se altera en la enfermedad de Alzheimer, incluso en etapas tempranas de la enfermedad. La red también está implicada en el autismo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Al investigar pacientes con esquizofrenia a principios de este año, el equipo de Benito Menni CASM halló anomalías en una región del lóbulo frontal perteneciente a la red por defecto. En concreto, observaron que se produce un fracaso en la desactivación de esta zona cuando estos pacientes se concentran en una tarea cognitiva. Según ha declarado la doctora Edith Pomarol-Clotet, coordinadora de esta unidad de investigación, “al perfilar mejor las áreas cerebrales subyacentes a enfermedades como la esquizofrenia, podrá ser posible desarrollar tratamientos más eficaces”. En el congreso, esta investigadora y su equipo anunciaron el descubrimiento de alteraciones en la red por defecto asociadas también al trastorno bipolar.
La comprensión de los desórdenes y trastornos neurológicos propios de un gran abanico de enfermedades mentales –desde el trastorno obsesivo-compulsivo, hasta el Alzheimer o la depresión-, proporciona un sólido fundamento neurológico a la psiquiatría, y posibilita que se lleguen a realizar diagnósticos más empíricos. Tal como ha declarado Williamson a Cultura 3.0-Tercera Cultura, la relevancia de la red por defecto permite afirmar que es una de las claves para comprender la naturaleza humana.
Autor: Roger Corcho
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