No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y de ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos.
Clive Staples Lewis (1898-1963) Escritor británico.
Una nada.
unos años vividos, una vida consumida,
una nada.
Recuerdos que alimentan el alma,
visiones que ayudan a esperar,
Una nada.
Vejez en la soledad más dura
tiempos de reflexion para…
la nada.
Mirada perdida
Mirada desesperada.
Mirada clavada,
esperanza olvidada…
Nada… nada… nada….
Imagen y texto de: Erwan-Grey
Un poco de historia:
Se celebra desde 1982 cuando se llevó a cabo la Asamblea de las Naciones Unidas dedicada exclusivamente al envejecimiento
Todo empezó en la década de los años setenta con una abuelita estadounidense, doña Marian Lucille Herndon McQuade, una ama de casa, madre de 15 hijos y abuela de 40 nietos, quien es originaria del pequeño pueblo de Oak Hill en Virginia del Oeste.
Desde muy pequeña, McQuade desarrolló un interés especial por las personas de avanzada edad, producto de su estrecha relación con su propia abuela, quien visitaba con frecuencia y con quien compartía una afinidad muy particular. Ella enseñó a su nieta a apreciar y a respetar a los ancianos de la comunidad, llevándola a visitarlos, compartiendo un poco de tiempo y muchas vivencias con ellos.
Con los años, este cariño la impulsó a luchar por personas que, como su abuela, le habían enseñado tanto sobre la vida y comenzó su campaña para conseguir que un día del año se dedicara exclusivamente a ellos.
En 1973, se declaró por fin el Día de los Abuelos en Virginia del Oeste, y en 1978, finalmente, el Congreso, con el apoyo del entonces Presidente Jimmy Carter, aprobó la legislación que proclama el primer domingo después del Día del Trabajo como el «Día Nacional de los Abuelos».
Por cierto, se escogió el mes de septiembre como el idóneo por el simbolismo de la época «otoñal» de la vida.
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