Si hay un Veneno Dañino, es el Alzheimer.
Rojas Marcos
“Imagina una existencia sin recuerdos, sin sentido del tiempo ni del espacio, sin conocimientos, en la que los sonidos, las imágenes, los olores, los símbolos, las ideas y las cosas reales no tuvieran significado. Una vida sin recuerdos, en la que cada minuto tuviéramos que aprender quiénes somos y los seres más queridos nos pareciesen extraños”.
“El olvido es fundamental, tan importante como recordar”, hace hincapié Rojas Marcos, que aclara, sin embargo, que eso no significa pasar página “completamente, pero sí -dice- disminuir la intensidad emocional de lo vivido”.
El psiquiatra sevillano sabe de lo que habla pues le ha costado olvidar la trágica y traumática experiencia que vivió el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, donde reside y trabaja desde hace muchos años, día en el que “un milagro” le salvó de morir sepultado tras el derrumbamiento de una de las Torres Gemelas.
Nunca lo olvidaré
“Siempre recordaré ese día, pero lo vivido no ha logrado paralizarme, ni afecta hoy en día a mi vida”, confiesa en una entrevista con Efe.
Esa mañana de septiembre, a los pocos minutos de impactar un avión en la primera de las torres, fue requerida su presencia en el lugar de la tragedia, en su condición de director del sistema de sanidad y hospitales públicos de la ciudad. La suerte, o el destino, quiso que lo abandonara, llamado para otros menesteres, instantes antes de que la mole se viniera abajo sobre el World Trade Center, donde había quedado instalado el mando que coordinaba los trabajos de rescate.
Nuevo Libro
Luis Rojas Marcos recuerda ese día al escribir sobre el olvido, ese “verdadero regalo de la memoria” que cura “muchas heridas de la vida”, en su nuevo libro. Un texto en el que indaga en esa facultad poderosa y enigmática, a veces caprichosa, que, si usamos convenientemente, “nos protege, favorece nuestra supervivencia y promueve la mejora de nuestra calidad de vida”: la memoria. “Eres tu memoria. Conócete a ti mismo” (Editorial Espasa) es su título.
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“Somos ante todo memoria”, afirma rotundo Rojas Marcos, para quien esta facultad “ejerce un dominio absoluto sobre nuestra definición de quiénes somos y nuestra sensación de continuidad, sobre nuestra visión del mundo y forma de enfocar las cosas, y sobre los derroteros que tomamos a lo largo de la vida”.
Oscar Wilde dijo precisamente de la memoria que es “el diario que llevamos con nosotros a todas partes”, una definición que comparte también el psiquiatra sevillano. Para él no existe la más mínima duda: “somos lo que recordamos de nosotros mismos”. “Con los conocimientos y sucesos que grabamos en ella -escribe- configuramos el guiòn de nuestra vida y dirigimos eficazmente el quehacer cotidiano”.
Rojas Marcos reflexiona en su libro sobre “la web que no olvida”, Internet, esa memoria artificial externa, de infinita capacidad, indeleble y fàcilmente accesible que “plantea un desafìo sin precedentes y pone a prueba nuestra capacidad de adaptaciòn y convivencia”.
Tatuaje imborrable
“Cada dìa -sugiere Rojas Marcos- son màs los que llevan su pasado grabado en la web, como un tatuaje imborrable”, y dado que “resulta muy difìcil convivir en un mundo sin olvido” se hace necesaria “una adaptaciòn”. En otras palabras, hay que acostumbrarse a convivir con ello “y ser conscientes de que cosas que hacemos, bien, mal o regular, van a seguir ahì, en la web, y para siempre”, lo que supone “un peligro importante”.
Rojas Marcos se detiene en los “venenos” que invaden la memoria, entre ellos uno “bastante común y especialmente dañino”, la depresión. Y aporta un dato escalofriante: el 45 % de la población occidental “sufre por lo menos un episodio depresivo a lo largo de la vida”. De ahí que se haya convertido en la enfermedad de “mayor impacto social” en esos países.
Pero si hay un veneno dañino ese es el alzhéimer. “Imaginemos -dice- una existencia sin recuerdos, sin sentido del tiempo ni del espacio, sin conocimientos, en la que los sonidos, las imàgenes, los olores, los sìmbolos, las ideas y las cosas reales no tuvieran significado. Una vida sin recuerdos, en la que cada minuto tuvièramos que aprender quiènes somos y los seres màs queridos nos pareciesen extraños”.
Derecho a elegir en libertad
Ante tan descomunal tragedia, la de perder la esencia de la identidad, Rojas Marcos plantea que la sociedad establezca medidas para que los enfermos que lo pidan, y que todavìa mantengan su capacidad de decidir, tengan “el derecho a declarar su voluntad anticipadamente y a elegir con libertad, de acuerdo con sus principios y prioridades, la duraciòn de su tratamiento y el momento de su ùltimo adiòs”.
Ante la pregunta, que èl mismo se formula, sobre si existen remedios eficaces para combatir la mala memoria, o su pèrdida, conforme vamos cumpliendo años -la llegada de los 50 es un momento clave-, Luis Rojas Marcos se contesta con un rotundo “sì”. De ahì que se detenga en terapias, fàrmacos, ejercicios y las màs diversas tècnicas para retrasar el deterioro de nuestras neuronas.
“Hoy sabemos -concluye- que ejercitar con regularidad las facultades mentales, fìsicas y sociales refuerza la memoria y la protege de los efectos del envejecimiento”
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