Animales salvajes
John Coates es un investigador en neurociencia y finanzas en la Universidad de Cambridge que trabajó en Goldman Sachs, Merrill Lynch y Deutsche Bank. Vamos, un tipo que sabe de inversiones, tiene una una teoría. Dice que habría menos burbujas del mercado de valores y menos crash bursátiles si las mujeres y los hombres mayores manejasen la mayoría de las inversiones en bolsa. Comenta que hay una menor diversidad en el mundo financiero que en el ejército. Y tiene razón, el perfil del trabajador de Wall Street, – hombres jóvenes – lleva a comportamientos extremos. Son animales salvajes.
Recientemente, un estudio de Barclays lo reafirmó, las mujeres invierten mejor ya que toman menos riesgos….
Imagen: blog.guiasenior.com |
Este comportamiento animal no es bueno para los negocios y probablemente contribuyó a la caída de Internet en el año 2000 y la crisis actual. Así Coates, que se tiró 12 años trabajando de broker, cambió los ordenadores por las agujas y se puso a examinar las hormonas de sus ex-compañeros.
Se encontró que en las mañanas, cuando sus niveles de testosterona son altos, su nivel de confianza también fue alta. Cuando ganaban pasta, sus niveles de testosterona se elearon aún más, lo que lleva a los beneficios de la tarde. Los jóvenes comenzaron a sentirse infalibles, con un comportamiento cada vez más arriesgado como la compra de acciones más sobrevaloradas. Con el tiempo, el exceso de testosterona y el juicio demasiado deteriorado, llevaría a los mercados a niveles insostenibles. Y con ello el ciclo al que estamos acostumbrados.
La testosterona es la hormona que explica la exuberancia irracional, una cierta cantidad de testosterona puede ser saludable, pero demasiado puede conducir a una burbuja.
Comprensión de la irracional
Para la mayoría de los investigadores que trabajan en neurociencia, el santo grial es descubrir cómo regenerar las neuronas del cerebro. Tal hazaña ayudaría a los científicos a poner fin a enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y muchas formas de demencia. Pero otros están estudiando las técnicas de este campo y su aplicación a las finanzas del comportamiento. El resultado es un nuevo campo llamado neuroeconomía, que intenta explicar cómo las personas manejan el riesgo y por qué a menudo toman decisiones irracionales.
Un clásico estudio de Kahneman y Tversky demostró que las personas sufren un mayor grado de dolor de la pérdida de dinero de lo que siente el placer de hacer dinero. Por lo que tienden a mantener las pérdidas confiando en recuperarse en vez de vender y evitar mayores caídas. La irracionalidad también puede tomar la forma de un vínculo emocional con un activo, bien sea porque son unas acciones heredadas de tu abuelo, porque las tienes desde hace muchos años o porque simplemente la empresa te cae bien. Recuerdo a un amigo que no vendía sus acciones de una empresas eléctrica, porque eran sus “endesitas” y las había cogido cariño.
Mecanismos de prevención
Dan Ariely, economista conductual en el MIT, dice que las personas necesitan ser advertidos de tal irracionalidad, y establecer mecanismos para evitar que las personas actuen precipitadamente. Brian Knutson, un neurocientífico de la Universidad de Stanford , y Camelia Kuhnen, profesor de finanzas en la escuela del noroeste de Administración Kellogg, escanearon el cerebro de los inversores durante su toma de decisiones. Encontraron que en los inversores con mayor apetito por el riesgo aumentó la actividad cerebral en un área llamada núcleo accumbens. Esa es la parte que se ilumina en un animal cuando se encuentra comida, o en un depredador cuando se va a matar.
Al mismo tiempo, hay un aumento de la dopamina, lo cual suele ocurrir cuando se piensa que va a ocurrir algo agradable o excitante, como el paracaidismo, escuchar música o tener relaciones sexuales. Un alto de dopamina pueden causar los inversores a participar en comportamientos de riesgo.
Los inversores que son más reacios al riesgo muestran una mayor actividad en una parte diferente del cerebro, la ínsula anterior, que desempeña un papel clave en las emociones como la ansiedad y el dolor. Es la parte que se ilumina cuando se percibe riesgo. Al deconstruir por qué los inversores se entusiasman, y por qué hacen lo que hacen, se pueden diseñar herramientas que ayuden a la gente a tomar mejores decisiones.
Salvaguardias contra las estafas
Una de estas herramientas en las que Knutson está trabajando en una forma de ayudar a evitar que los inversores se conviertan en víctimas de fraudes financieros. Knutson, cuyo trabajo es financiado por la industria de la Autoridad Reguladora Financiera (FINRA), está utilizando la tecnología de imágenes cerebrales para ver qué sucede cuando los inversores se ven tentados por los estafadores. Él dice que puede parecer que las víctimas serían simplemente la gente ignorante. Sin embargo, podría ser que las víctimas fuesen personas cuyos cerebros se entusiasman tanto sobre las ganancias potenciales que no pueden dejar de tomar el riesgo. O tal vez las víctimas son ajenas al miedo. Sus hallazgos podrían conducir a una herramienta que ayudase a los inversores
Puede ser que algún día los inversores tengan un artefacto biométrico conectado a sus ordenadores, que escanease la corteza prefrontal del cerebro, determinase los niveles de testosterona y midiese las palmas sudorosas en microsegundos antes de advertir que de no debe realizar esa inversión. O, quizás, podría dar lugar a fármacos que nos ayuden a hacer inversiones más racionales.
Mientras tanto, la solución más inmediata puede provenir de la investigación John Coates: Meter a más mujeres en los departamentos de inversion y riesgos.
Fuente:euribor.com.es
Alicia Quiroz Ruz dice
En mi opinión, lo esencial para lograr un avance significativo en investigaciones acerca de las causas de EA sería descubrir un fármaco que potenciara el sistema inmunológico del SNC, ya que sería la causa de la formación de la Placa Beta Amiloide y quizás también de los anillos neutro fibrilares y ello sucedería por