Cuidar sin Descuidarse
Cuando a un familiar se le ha diagnosticado determinada patología por la cual necesitará de asistencia podemos convertirnos en Cuidador de buenas a primeras.
Nuestra vida, toda nuestra organización cotidiana, se ve de repente modificada. Aparecen demandas que hay que atender, ¿pero cómo incluirlas es nuestras tareas diarias?
En un principio probablemente nos abocaremos “enteros” a la atención del demandante dejando de lado otras actividades que -aparentemente- ya no tienen valor.
“Ahora es así, no puedo hacer otra cosa más que atenderlo. Todo gira alrededor de él/ella” Probablemente empezamos a cuestionarnos con culpa “debo hacerlo, lo quiero, quiero ayudarlo, y ¿por qué aún así siento ganas de salir corriendo? ¡Qué mal! ¿Cómo puedo sentir una cosa así? Me necesita.”
Este deseo de escapar, aunque sea difícil entenderlo así, es un deseo de salud. Este sentimiento nos habla de descomprimir, de volver la mirada sobre nosotros mismos, aunque sea por un rato.”Oxigenarnos” para volver a la tarea de cuidar más relajados.
Cuidar ¿nos quita el oxígeno? No la tarea en sí misma. Sí, cuando la realizamos dejándonos totalmente de lado.
Sí, ya sé, es fácil decirlo y difícil hacerlo cuando el otro me necesita “todo el tiempo” a su lado.”Si me alejo un momento, la culpa me invade, y cuando vuelvo, peor aún, escucho los lamentos por haberlo “abandonado” y “enfurezco”.
La culpa es condimento frecuente en este tipo de vínculo, quitando salud y entorpeciendo la tarea sobre todo la puesta de límites. Nos intoxica. Hace que perdamos claridad en el pensamiento, nos hace vulnerables, nos violenta. Algunos de nosotros nos contenemos adoptando una postura SUMISA. Caemos en el maltrato y la manipulación del asistido aceptando esto como parte de la tarea porque el “enfermo no puede otra cosa”. ¿Será así?
Otros, ante este tipo de conducta del asistido, nos predisponemos mal y nos descubrimos siendo agresivos en el trato. (Nos referimos a personas en las cuales maltratar, no es parte de su naturaleza).Esto nos asusta y surge la culpa.
Debemos saber que poner límites claros, firmes, sin violencia ordena y contiene tanto al asistido como al Cuidador. Los límites puestos de este modo parten del AMOR y la SALUD.
Ahora, ¿estamos hablando de “abandonar” cuando hablamos de “oxigenarnos”?. No. Estamos hablando de reorganizarnos, dedicarnos un tiempo para nosotros, salir a caminar, mirar el jardín, encontrarse con un amigo, ir a la peluquería, o cualquier actividad de más o menos duración, que nos permita recrearnos con otras imágenes, sonidos, olores. La recreación evita la saturación. Es importante comprender que de este modo ganamos salud para nosotros, para el vínculo y sumamos salud para el asistido.
Vale esto para el cuidador circunstancial como para el cuidador profesional, por elección.
Me detengo un instante aquí.
Para cuidar, acompañar a una persona con determinado diagnóstico, no basta con buenas intenciones y el amor por el ser humano, aunque considero que esta es la BASE de este rol. Es importante estar preparado, informado, conocer qué es esperable para cada patología, de qué manera se asiste en cada una de ellas y esto no es cosa menor. Alivia el hecho de saber que determinada situación es “esperable” y así podemos actuar con serenidad.
Igualmente, insisto en que la calidad de ser humano es un ingrediente fundamental para un buen Cuidador.
Volviendo, cuidar es asistir aunque a veces caemos en el asistencialismo. Desde el asistencialismo creemos “el otro no puede sin mí” y me pregunto “¿será que nosotros no podemos sin el otro? o parafraseando ¿no “somos” sin el otro?”. Para pensar…
Cuidamos y asistimos tratando de mantenernos saludables, con actividades, informándonos, poniendo límites a las manipulaciones, sin caer en el asistencialismo que nos borra como persona, nos descuida y nos enferma. Y si sentimos que nos estamos enfermando busquemos la ayuda de un profesional.
Es importante que las Instituciones que tienen un staff de Cuidadores consideren que la tarea se verá enriquecida y desintoxicada si se prevé el cuidado de los mismos. Una forma posible, es con reuniones semanales donde puedan compartir y trabajar juntos las situaciones y emociones que surgen de la tarea.
Para finalizar…
Cuidar es un acto de amor, un acto de entrega, que se vuelve más genuino, si primero lo ejercemos con nosotros mismos.
Ámate a ti mismo como amas a tu prójimo.
Cuídate a ti mismo como cuidas a tu prójimo.
Por Lic. Mónica Fortuna, Psicóloga
[…] Los años pasan y empiezas a sentirte agotado y agotada y pides cita médica o psicológica y ahora viene lo peor, al escuchar a los y las profesionales que…!tienes que descansar y que te tienes que cuidar!. […]