El mundo de la literatura infantil es apasionante, está lleno de pequeños rincones donde los niños y los jóvenes buscan algo que aprender, algo que recordar y sobre todo palabras y cuentos llenos de aventuras con los que disfrutar.
En las familias hay cada vez más abuelos con alzhéimer y los abuelitos o los papás de los cuentos deben ser entrañables. Podemos enseñar la cara más alegre del alzhéimer, los olvidos graciosos, los pequeños detalles del día a día, que a veces cuando la persona los dice nos pueden sonar a “qué ingenio tiene el abuelo” pero también debemos enseñar la cara triste del alzhéimer, cómo la persona se va deteriorando, cómo va necesitando cada vez más cariño y más ternura, por eso es importante que el niño aprenda a cuidar al abuelo, a besarle, a guiarle de la mano.
El Centro de Referencia Estatal de Alzheimer del Imserso de Salamanca tiene entre sus funciones el informar, asesorar y formar a las familias y por ello consideramos que en esta labor están implícitos todos los miembros de la familia, los hijos, los nietos, los hermanos.
Todos ellos juegan un papel fundamental en la tarea diaria que debemos realizar para seguir preservando durante más tiempo los pequeños recuerdos, los afectos y ligarlo todo ello a la vida familiar y del hogar.
El niño es a veces el verdadero artífice del cariño, del mimo, del afecto, pero también es receptor de esos mimos de la persona con alzhéimer, de esa complicidad y puede llegar a convertirse en un verdadero compañero de juegos.
El juego en las primeras fases de demencia es un elemento constitutivo de un nuevo aprendizaje, en definitiva constituyen estos juegos estímulos cognitivos que favorecen el que la persona esté durante más tiempo en una fase más leve, que no evolucione tan rápidamente su demencia.
La lectura es una forma de juego para los niños, los jóvenes y también para los abuelos. Leer de nuevo un cuento, representar sus paisajes, recrearse en sus ropas, en sus gestos, en sus palabras, es un ejercicio vital para las personas con alzhéimer.
Cómo hacer disfrutar a la vez a los más pequeños y también a los más mayores, la solución la debemos encontrar en la lectura de un buen libro, donde la persona que ya sufre olvidos necesita recordar, necesita aprender de nuevo y donde el niño comienza a aprender.
En perfecta armonía, seguro que nuestros mayores disfrutarán de la mano de sus nietos.
Pero además debe servirnos para enseñar qué es el alzhéimer, cómo verlo con otros ojos que no son los de los mayores, cómo acompañar a la persona en ese camino duro, pero que a la vez puede ser entrañable.
Ma ISABEL GONZÁLEZ INGELMO
Directora Gerente
Centro de Referencia Estatal de atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Imserso.
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