Yo sólo soy una cuidadora más, la diferencia es que soy «profesional» e intento no llevarme el trabajo a casa, pero no siempre es posible.
Éste no es un caso aislado, por desgracia hay muchos.
Ellos son una pareja muy unida, hasta cuando empezaron a llegar las primeras enfermedades y los diagnósticos de demencia vascular y Alzheimer, se tapan los olvidos entre ellos, hasta tal punto que no sé realmente si hoy se han ido a comer fuera o fue ayer! Lo que sí que he visto, aunque intenten disimularlo, es cómo les trata el único hijo que tienen.
Aparece una vez a la semana, trayéndoles la compra (con comida precocinada, para que no tengan que encender el fuego, o al menos ésa es la excusa). O llevándoles a algún médico especialista por mi recomendación persistente.
Salen muy poco a la calle, así que cuando lo hacen aprovechan para comer en el bar de la esquina de su casa y se aprovechan para comer todo aquello que diariamente «no pueden». ¿Qué hay de malo en eso?
Son gente con dinero suficiente como para permitirse eso y poder regalarme la última colonia de Tous que ha salido al mercado! Yo, que no suelo llevar colonias caras, ni de marcas! Y a mí, que no les hablo ni de mi vida privada, ni de la pública! Sólo porque estoy con ellos unos ratitos, y hago mi trabajo: cuidarles.
Pues bien, como resulta que al hijo (que de momento, no sabe mi historia con Tous) le parece que gastan mucho dinero! Cuando cada uno de ellos tiene una gran pensión y un buen retiro para pasar los 10-15 o 20 años que les quedan, porque a diferencia de él, yo sí he visto esos rinconcitos guardados poco a poco, y durante todos esos años de penúrias, ese dinero que han ganado con el sudor de su frente, con las manos gastadas de fregar y la cabeza desmigada por tantos y tantos números para calcular cómo llegar a fin de mes con lo mínimo, para poder llegar a la jubilación y VIVIR. Pero resultó que llegó un alemán para destruir la memoria, el cáncer, la artrosis…
Ahora que podrían gastarse ese dinero aunque sólo fuera en el bar de la esquina, por un plato de comida casera, resulta que ni eso se atreven a hacer. Porque sólo tienen un hijo y si no, quién les va a cuidar cuando estén peor? Y para apaciguar ese mal genio, que a veces tiene, prefieren evitar las salidas.
Y, la peluquería, también la vamos a «recortar»? Y el podólogo? Suerte que la auxiliar que viene por las mañanas a ducharles es del Ayuntamiento y es gratuita! Sino, también tendremos que prescindir de ella? Y yo, qué pasará conmigo? Eso no me preocupa, seguro que iría gratis. Me preocupan ellos. Me preocupa la avaricia del hijo.
Esperaré, no puedo hacer nada, no puedo denunciar por maltrato económico y psicológico, aún no.
Mae
Cuidadora
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