Sobre 24 millones de personas padecen de ese mal y se gastan $604,000 millones en cuidarlas
Existen más de 35 millones de personas con demencia a nivel mundial y, de esas, cerca de 24 millones tienen Alzheimer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que esa cantidad de personas afectadas puede duplicarse cada 20 años.
La gravedad de la situación, que impacta la salud y las finanzas del paciente y de su familia, ha llevado a muchos países a establecer planes nacionales para afrontar el asunto desde varios frentes que incluyen: investigación, trabajos para mejorar el diagnóstico y el tratamiento, así como el ofrecimiento de ayuda económica y de servicios de cuidado en el hogar o en instituciones. El Alzheimer es el tipo de demencia más común y no tiene cura.
En el año que acaba de terminar, Estados Unidos formuló su primer plan nacional contra el Alzheimer y asignó $50 millones adicionales en ese año para investigación y otros $80 millones para el 2013.
Como parte de las iniciativas para atender esa enorme crisis sanitaria en Estados Unidos, también se nombró el Comité Especial en Envejecimiento del Senado y ese cuerpo emitió recientemente un informe. El documento La enfermedad del Alzheimer y la demencia: comparación de propuestas internacionales examina las iniciativas de Estados Unidos y de Australia, Francia, Japón y Gran Bretaña. Esos países se escogieron porque tienen economías gubernamentales similares a Estados Unidos y por el reto que tienen para manejar el problema de Alzheimer.
De ese grupo, es Francia el país que tiene el plan nacional más antiguo contra el Alzheimer y la demencia, que data del 2001, y el que va camino al tercer plan nacional. Un dato interesante es que el nuevo plan enfatiza en combatir la estigmatización de los pacientes de demencia o Alzheimer mediante campañas educativas y busca aumentar los centros de memoria, que ayudan a diagnosticar a los pacientes.
Los planes nacionales, incluyendo el de Francia, tienen un gran componente de servicios de cuidado prolongado y ayuda al cuidador por la naturaleza de ese trastorno –que es incurable y por el cual el paciente termina invariablemente dependiendo de otra persona–. Por los datos reseñados en el informe, Estados Unidos tiene mucho que aprender de los otros cuatro países.
Francia, por ejemplo, es donde los cuidadores informales –generalmente los familiares– le dedican menos cantidad de horas semanales a cuidar a la persona con demencia. El estudio sostiene que es probable que ese se deba a que el Gobierno les ofrece ayuda para evitar que se agoten mediante programas de cuidadores formales. En Francia, el 60% de los cuidadores informales dijeron que dedican hasta nueve horas a la semana para atender a su familiar. Le sigue Australia, con el 55.1% de los cuidadores informales dedicando esa cantidad de tiempo y Gran Bretaña. En Estados Unidos, por el contrario, el 65% de los cuidadores dijo que tiene que estar entre 10 y 20 horas con su familiar.
A nivel mundial, se invierten unos $604,000 millones solo en el pago de cuidado para las personas con demencia, según la OMS.
Australia destaca por ser el país donde más personas de 65 años o más recibe cuidados de larga duración, de acuerdo con el informe congresional. De hecho, se reseñan varios programas de ese continente, entre ellos una ayuda económica de $739 para cuidadores y personas con impedimentos, entre otros. Esa ayuda está sujeta al ingresos y el capital de la persona, pero hay otra ayuda, que no está condicionada y que es de $118 al mes para el cuidador, quien también es elegible para una ayuda anual de $623.
Vale la pena mencionar, también, que es Japón donde mayor cantidad de servicios de cuidado se ofrecen en el hogar. En ese país, el 77% de las personas que tenían servicios de cuidado prolongado en el 2009 lo recibía en su casa. En contraste, esa porción era de solo el 48%. En Australia, era de 54%. Mantener a las personas afectadas con demencia o Alzheimer recibiendo cuidados en su casa se ha convertido en una tendencia mundial, pues se benefician más cuando permanecen en un entorno conocido. En Japón han adoptado, incluso, un modelo de cuidado de centros pequeños, particularmente, en la ruralía, que sirve de transición entre el hogar propio y una institución de cuidado prolongado.
Por Mildred Rivera Marrero / mrivera1@elnuevodia.com
Descargar el informe: http://aging.senate.gov/reports/rpt2012.pdf
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