Como seres humanos, contamos con diferentes capacidades, comunes a todos nosotros, las cuales nos brindarán una calidad de vida acorde al uso que les demos.
Estas capacidades, como la imaginación, la creatividad, el soñar, la voluntad, el compromiso, la disciplina, la responsabilidad, la confianza, la constancia, el altruismo, etc., son valores que, bien enfocados y entrenados, nos pueden llevar por el camino que deseamos recorrer y, más importante aún, nos pueden permitir detectar más rápidamente cual es ese camino.
Tomando al cerebro como parte esencial de un organismo vivo, no podemos dejar de lado la importancia del resto de los componentes de éste. Es por esta razón que definimos al sistema compuesto por todos esos componentes como una unidad. Una unidad cuyo centro de operaciones es el cerebro, pero éste no podría ejercer sus capacidades, si no contara con el resto de los componentes, por lo tanto, podemos afirmar que el cerebro es el comandante del barco, y el resto del organismo es el cuerpo ejecutor de sus órdenes.
Esta unidad de la que hablamos está compuesta por el cerebro, el cuerpo y la mente. Es por esto que llamamos a esta unidad, Unidad Cuerpo Cerebro Mente (UCCM). No obstante, cabe un punto más aún para recalcar sobre esta unidad, y es que la misma no podría funcionar por sí sola aislada de todo contacto con el exterior, ya que su funcionamiento se basa en gran medida en este contacto y en las experiencias acumuladas, que son las que le permitirán actuar de tal o cual manera en el futuro. Por lo tanto, debemos tener en cuenta al definir esta unidad, al ambiente que la rodea. Llamamos a este “Medio Ambiente (MA)”.
Entonces, decimos que nuestra UCCM, funciona según las influencias del MA. Por lo que, como primera conclusión, afirmamos que somos seres funcionales a nuestra UCCM-MA, y este MA será el que comience a definir nuestro comportamiento, desde nuestro nacimiento, y aún un poco antes, hasta el final de nuestra vida.
La forma en que nuestra UCCM almacena la información obtenida del MA, para luego poder utilizarla cuando sea requerido, es convirtiendo los estímulos llegados desde el exterior en señales eléctricas, es decir; cuando la UCCM recibe un estímulo, este ingresa al cerebro y es codificado en el lenguaje que éste utiliza, que es la electricidad. Una vez que esa información ingresó y está codificada, es alojada dentro de células que se encuentran en el cerebro, llamadas neuronas.
Cada neurona contará con cierta información del estímulo recibido, pero esta neurona no será la que guarde esta información en forma permanente para que pueda ser utilizada en el futuro, sino que buscará en el cerebro cual es el área que ya tiene guardada información relacionada con este estímulo y, una vez que la encuentre, buscará en ese área una neurona o grupo de neuronas en las que grabar esa información de manera permanente.
Y esta búsqueda no es al azar. Una vez que las neuronas que contienen el estímulo codificado llegan al área en la que van a grabarlo, buscan otras neuronas receptoras; y para que una neurona sea receptora tiene que tener lugar para que ese estímulo sea grabado. Si en el área a grabar la información no se hallan neuronas libres en las que grabar la información del estímulo, se comienzan a buscar las neuronas más cercanas que contengan información que hace mucho tiempo el cerebro no utilice. Se coteja la antigüedad y el mayor desuso y una vez detectada la neurona más próxima y con información menos utilizada, la misma se borra y se graba el nuevo estímulo.
Este proceso de transferencia de información de una neurona transmisora a otra receptora se denomina “sinapsis”, y es un proceso complejo en el que el cerebro libera ciertas proteínas como neurotransmisores, que son los que se encargarán de llevar la información de una neurona hasta la otra, ya que ambas nunca tendrán contacto físico directo, solo se realiza el proceso por transferencia de información a cargo de estos neurotransmisores.
Cuando la información del estímulo fue grabada, la neurona receptora inmediatamente comienza como si fuera una araña, a tejer redes con todas las otras neuronas (haciendo sinapsis) que ya contenían información sobre ese estímulo, formando así una red neuronal llamada red Hebbiana (llamada así por su descubridor, Donald Hebb), en la que la nueva neurona integrante de la red no se relacionará solo con alguna de las neuronas de esa red, sino que irá tejiendo redes con todas las neuronas que la componen.
Diversas e importantes investigaciones han demostrado que nuestro cerebro graba información cuando hacemos cosas, pero graba la misma información cuando pensamos que las estamos haciendo. Esto se detecta por medio de la observación de activación de áreas cerebrales. Cuando pensamos que estamos haciendo algo, se activan las mismas áreas cerebrales que cuando lo hacemos físicamente.
Este descubrimiento abre la puerta que nos muestra que nuestra capacidad de educar a la UCCM está latente, a la espera de que comencemos a utilizarla.
Durante mucho tiempo se dijo que el pensamiento positivo, las afirmaciones, las visualizaciones, etc., eran meros ejercicios para sentirse un poco mejor de manera momentánea, pero que no tenían efecto alguno a lo largo del tiempo. Sin embargo, este descubrimiento otorga una base mucho más sólida al concepto de que estos ejercicios tienen un efecto sumamente efectivo en el cerebro y en toda nuestra UCCM, dado que aquello que pensemos, el cerebro lo estará grabando en el mismo lugar que cuando lo hacemos físicamente, alimentando de esta manera a la red hebbiana que contiene esta información, y haciéndola crecer en tamaño y calidad.
Bajo esta premisa, podemos decir que si queremos aprender o lograr algo, podemos acelerar notablemente el proceso, tomándonos el tiempo de realizar ejercicios desde el sillón de nuestro living, que nos lleven a ver aquello que queremos, tal como lo queremos; ya que se estará grabando en nuestro cerebro, y cuando tengamos que afrontarlo o resolverlo, contaremos con gran cantidad de información positiva y efectiva grabada al respecto, por lo que nos será bastante más simple atravesar ese proceso.
Por supuesto que este tipo de ejercicios debieran estar guiados por profesionales preparados para darlos, y no tendrán la misma efectividad si los realizamos durante dos o tres días, que si lo hacemos como un entrenamiento, durante 6 meses o toda la vida; pero si deseas ver los cambios, te invito a que pienses en algo que quieras lograr, algún objetivo, por más pequeño que sea, y comiences a visualizarte, intenta verte a ti y al entorno como si el objetivo ya estuviese cumplido, observa el comportamiento del entorno y el tuyo cuando ya lo conseguiste.
Este simple ejercicio te permitirá ver cambios en un plazo no tan largo, y si tienes la constancia de realizar esto durante un tiempo mayor, pronto te darás cuenta de que la única persona que ha estado impidiendo que logres aquello que aún no lograste eres tú mismo.
Además de contar con esta capacidad de re-educar nuestra UCCM, poseemos dentro de nuestro cerebro, un sistema que nos premia cada vez que tenemos éxito en algún objetivo que hemos perseguido y por el cual hemos trabajado durante determinado tiempo. Este sistema, llamado “Sistema de Recompensas” nos produce una sensación de placer al haber logrado un objetivo, a través de la liberación de un neurotransmisor, la Dopamina, conocida como la hormona del placer.
Esta sensación de satisfacción, placer y felicidad que sentimos al cumplir un objetivo, hace que inmediatamente queramos ir por el siguiente.
Por lo tanto, como segunda y última conclusión podemos decir que, si re-educamos nuestra UCCM de manera que podamos recorrer el camino que queremos y no necesariamente aquel que nos han marcado, podremos ser más efectivos, más asertivos y más felices, llevando una vida con muchas más situaciones de placer que de dolor.
Sergio Rubino
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Neuroentrenador Deportivo
Neurosicoeducador
Coach Deportivo
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