“¿Dónde he dejado las llaves? Si siempre están en el mismo sitio… con la prisa que tengo y mira que no acordarme…¡anda! Aquí están, debajo del florero. ¿Cómo habrán acabado ahí?”
Cuando me pasa algo parecido a esto, paso un mal rato. Empiezo a ponerme nerviosa, repito frases del tipo “¿pero dónde están?” mientras sigo mirando en su sitio de siempre. Lo revuelvo todo. Trato de concentrarme sin lograrlo, hacer memoria. Se me agolpan las ideas y ninguna es la acertada.
Y sin embargo, en un momento dado, respiro, intento poner orden a tantas ideas atropelladas y sin sentido. Y finalmente logro reconstruir el capítulo que me hizo dejar las llaves bajo el florero, en vez de en su lugar habitual. ¡Prueba superada! Llegar un poco tarde será el peor de mis males, pero… ¿y cuando no logre tan bienaventurado fin?.
Si llego a ser una viejecita encantadora, una abuelita regordeta que regale a hurtadillas caramelos a mis nietos, que enseñe a sus hijos los trucos aprendidos en la cocina para darle ese toque especial a todos los platos, que cuente las historias de la llegada del euro y de cómo vivíamos sin Internet… si llego a eso, es probable que el Alzheimer también me aceche.
Me estremece la idea de padecer Alzheimer, perder mis recuerdos de toda una vida, hacer sufrir a mi familia por no poder reconocerles. Me aterra olvidarme de escribir y de hablar, todo lo que sé, todo lo que soy.
Me estremece la idea de padecer Alzheimer
Sé que mi madre, que sufre esta enfermedad en grado III, ya tuvo estos mismos miedos cuando comenzaron sus “despistes”, y probablemente por eso nos ocultó los síntomas a toda la familia. Solo fuimos conscientes de lo que estaba pasado cuando ya no podía disimularlo.
Y nos pilló tan de improviso que ninguno teníamos ni idea de cómo afrontar la enfermedad: cómo iba a evolucionar, qué cuidados iba a requerir, qué trato debíamos darle, cómo debíamos reaccionar ante un episodio violento que tuviera, cómo afrontaríamos los cuidados de alguien que dependía de nosotros…
Me hubiera gustado tanto estar formada para ello… tener una red de apoyo de otras personas que estuvieran pasado por lo mismo. O poder contar con profesionales que me asesoraran en los momentos de dudas y dificultades, que tuve claro que tener la información de algo es tener el poder de afrontarlo de mejor manera.
Existen varias organizaciones que trabajan duramente para que los familiares y profesionales de personas que padecen Alzheimer, estén bien formadas, informadas y motivadas para afrontar su labor de cuidadores gustosamente. Me gusta ver que en las redes sociales cada día cobramos más relevancia los cuidadores, que nos hacen protagonistas de acciones comprometidas y que son muy útiles.
La FAE (Fundación Alzheimer España) ha diseñado un curso para cuidadores de enfermos de Alzheimer junto con UNIR Cuidadores, la universidad de los cuidadores. Conté con los mejores profesionales sin salir de casa y aprendí cómo evoluciona esta enfermedad, qué cuidados debo darle en cuestiones como la alimentación, la higiene personal, la medicación y el trato. Y se lo recomendaría a otros cuidadores, porque a mí me ha ayudado a afrontar y desarrollar mejor mi tarea como cuidadora.
Carmen, cuidadora de su madre con Alzheimer.
Albert0 dice
Yo aprendí más de lo que jamás pensé sobre esta cruel afección tras 16 años de cuidar -prácticamente solo- a mi madre.
Hace poco y debido a que por cuarta vez me sentí que ya no era quien mejor podía cuidarla y que antes de eso lo que podría estar haciendo era perjudicar su salud integral por no atenderla debidamente, tuve que tomar la más dolorosa decisión de toda mi vida: !separarme de ella!
Está ahora en una casa de reposo. Probablemente no me parezca que sea el mejor lugar para ella ya que estará lejos de mi, fuera de mi vista y sin mi asistencia total dentro de lo que siempre pude darle, pero el tiempo pasa y las etapas llegan para casos de cuidadores solitarios que más que eso comienzan a necesitar ser cuidados.
A quienes lo deseen, puedo transmitir todo lo que aprendí en el día a día de estos 16 años donde cada cambio era un necesitar aprender algo nuevamente, adecuarme a ellos y sobre todo buscar la forma de superarlos ingeniando cómo hacerlo. Estoy seguro que cada uno de nosotros quienes cuidamos a un ser querido, siempre encontramos la mejor manera de solucionar cualquier problema porque nadie podrá brindarles más atención, cariño, comprensión y -sobre todo- paciencia, que nosotros mismos.
Saludos.
patyg13 dice
Tienes toda la razon Alberto…….PACIENCIA, AMOR, ATENCION, esas son las palabras clave para cuidar a nuestros seres queridos. A mi me toco vivirlo con mi padre (QEPD), El maldito Alzheimer me lo arrebato hace dos años, gano la batalla. Maldita enfermedad. Buscando ayuda para saber como tratarlo, es como llegue a esta pagina. Y empece a empaparme de lo que es esta enfermedad. Al principio no entendia nada, pensaba que mi papa estaba chiflado y que solo queria que mi madre estuviera a su lado, y cosas por el estilo. Obvio los gritos y el no estar de acuerdo en cosas, con el, se convertia la casa en un campo de guerra. Fue horrible, pero cuando nos lo diagnosticaron, fue que lei y lei y lei hasta entenderlo. Me queria morir, no podia entender como le pasaba eso a mi papa. A ese hombre fuerte, el que me guiaba, me aconsejaba, me amaba. Ya no volvio a ser el mismo jamas. Pero dentro de todo lo malo, le doy gracias a Dios por haberme bendecido al cuidar y entender a mi padre hasta el ultimo momento de su vida. Es muy triste verlos como van mermando. Mi amigo, mi heroe, mi complice, MI PADRE, se me fue, pero el sigue aqui conmigo en mi corazon y no hay dia en que no lo recuerde. Siempre lo hago y platico con el y se que me escucha y guia mis pasos y desiciones. Dios bendiga a todos aquellos que cuidan a un ser querido de esta horrenda enfermedad……………BESOS AL CIELO PAPITO, TE AMARE POR SIEMPRE