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El Taller de mis Memorias
Historia de una abuela con Alzheimer: los lazos que unen a una abuela y a su nieta
Cierre los ojos por un momento; abra el tesoro de sus recuerdos y zambúllase en su infancia ¿recuerda a su abuelo o abuela arropándole suavemente en su abrazo cálido y reconfortante cuando mamá le había echado una buena reprimenda? o quizá era de los que se sentaba al lado de su abuela mientras ella horneaba unos pasteles de manzana deliciosos o preparaba unas jugosas natillas rociadas con trozos de canela y ponía una galletita redonda en el centro de cada ración. ¡Hay! qué buenos y entrañables recuerdos nos traen los abuelos. Seguro que cada uno de ustedes, al echar la vista atrás y recordarles, están esbozando una gran sonrisa de felicidad.
Así que es muy duro ver a esa figura tan cercana y afectuosa sufrir una enfermedad tan inclemente como lo es el Alzheimer; tus recuerdos ya no son los suyos, al menos cuando la enfermedad ya está avanzada, así que a veces uno puede tener la sensación de que a las historias en común con esa figura tan entrañable les falta “algo”, como un elemento, un detalle que no nos hace disfrutar tanto de aquellas memorias.
Karenina
Allá por finales de Julio de este año 2013 me llegó un correo electrónico de una chica que me hablaba de su abuela Aurelia. Karenina Gómez es una artista visual que ha creado el corto “Aurelia” sobre su abuela y el Alzheimer que sufre; es su único trabajo de índole personal, así que la implicación emocional ha sido alta.
La historia de Aurelia
Aurelia, como su propia nieta explica, es una mujer que en su época rompió los cánones establecidos para su género en los años cuarenta: era licenciada, madre divorciada con tres hijos a su cargo y tenía su propio automóvil. La lucha que vivió en sus tiempos, le formó un carácter fuerte y temperamental. Aurelia siempre fue una mujer imponente.
Karenina la dejó de ver por varios años porque tenían choques de personalidad, hasta que un día decidió visitarla; allá se encontró con una abuela consumida por el Alzheimer. Fue un experiencia impactante para la artista, lo que le motivó a hacer el corto como medio de entendimiento hacia la situación de su abuela y la familia.
El corto
El corto se llevó a cabo en tres etapas; en su conjunto, a Karenina le llevó un año de realización .
La primera etapa fue cuando Karenina Gómez fue a visitar a su abuela después de muchos años y escribió un cuento acerca de los temas recurrentes en los que “navegaba” su abuela. Regresando de la visita empezó a trabajar en el corto, basado en el cuento y sólo hizo la parte animada, en blanco y negro.
La segunda etapa fue más bien un estancamiento creativo, en donde no encontraba cómo finalizar el corto. Así que regresó a visitar a su abuela, le tomó fotografías y grabó cerca de cinco horas de conversación con ella. Karenina pidió a su madre que leyera el cuento que había escrito inicialmente para que su abuela lo repitiera (Aurelia ya no podía leer).
La última etapa, consistió en mezclar las fotografías con la animación y elaborar la edición del audio con la abuela leyendo el cuento y las conversaciones que tuvo con ella.
El corto no tuvo ningún tipo de apoyo económico externo pero dado la manufactura, tampoco se tuvo que invertir mucho dinero en él; según la artista, la escasez económica fue compensada con tiempo y mucho trabajo.
En el momento en que Karenina Gómez realizó el corto, su abuela ya tenía un grado avanzado de Alzheimer, así que no fue consciente de la existencia del metraje. Sin embargo, para su familia ha resultado ser un encuentro muy emotivo; por este hecho, la artista reconoce estar muy satisfecha y feliz de su labor.
Ahora, entre todos los que nos sentimos cercanos a la situación de Aurelia podemos darle difusión; tal y como dice Karenina, y me parece una frase preciosa: “el arte es una buena alternativa para el entendimiento humano“.
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