Es inmenso nuestro deseo de ‘importarnos’ los unos a los otros. Es por eso que puede resultar sumamente doloroso convivir con un ser querido que padece demencia.
Empiezan a olvidar su pasado, su dramática historia de vida, incluyendo la historia que compartieron con nosotros. Las altas, las bajas, los hechos relevantes, los cumpleaños, el dolor compartido, los momentos de gran alegría, todo se va borrando gradualmente. Con el tiempo incluso olvidan nuestros nombres, nuestro papel, nuestra edad, nuestra ubicación, hasta nuestra existencia temporal.
El tiempo y el espacio se desmoronan en el Ahora.
A menudo son los miembros de la familia los que más sufren, aún más, tal vez, que ese ser querido. Los queremos de vuelta. Anhelamos que regresen a ‘como solían ser.’ Sentimos que los estamos ‘perdiendo.’ Es como una muerte lenta. Y, por supuesto, lo más doloroso de todo es que nos están olvidando. ¿Acaso seguimos siendo importantes para ellos? ¿Recuerdan cómo éramos? ¿Por lo menos seguimos existiendo?
La demencia nos puede obligar a hacernos las preguntas más profundas acerca de la identidad y el despertar de esa identidad.
Puede resultar desgarrador.
Pero, espera. Vuelve a este momento presente, al único sitio en donde realmente nos podemos encontrar. Comienza una investigación más profunda. ¿Acaso somos nuestras historias? ¿Realmente nos define nuestro pasado? Si tú olvidas mi historia, ¿significa que verdaderamente te has olvidado de mí? ¿Qué tanto importa, realmente, el ayer, en la cara del hoy?
¿Acaso este momento presente no es ya sagrado y está impregnado de toda posibilidad?
¿No soy yo aquí, donde siempre he sido? Incluso si tu memoria se está desvaneciendo, papá, ¿no estás también tú presente? ¿Podríamos ambos dejar atrás nuestras historial, nuestras complicadas narrativas, y reconectarnos en la simplicidad del presente? ¿Podríamos botar nuestras historias futuras y conocernos hoy?
¿No es éste, acaso, un llamado de amor radical? Para que soltemos todas nuestras ideas acerca de ‘cómo tendrían que haber sido las cosas’, y abrazarnos el uno al otro, tal y como somos en este momento?
Olvídame, y recuérdame, aquí, papá. Y te encontraré en el sitio que jamás podemos abandonar. Aquí y ahora. Aquí y ahora.
Comencemos de nuevo en este nuevo mundo.
Tú eres mi hijo ahora.
– Jeff Foster
(Imagen: Stathakaros)
Jeff Foster en español
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