Alzheimer y diabetes
La enfermedad de Alzheimer, es el tipo más frecuente de demencia. Más de la mitad del total de casos demencia se deben al Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por la pérdida de memoria, el decline cognitivo y, en su último estadio, graves cambios de comportamiento y pérdida total de la capacidad de cuidar de uno mismo. Normalmente, el primer síntoma patente es la pérdida de la memoria a corto plazo, que progresa desde simples olvidos hacia una pérdida consistente de la memoria a largo plazo y, finalmente, la parte más devastadora de la enfermedad, la pérdida de habilidades antes dominadas y la incapacidad de reconocer a las personas más cercanas.
El Alzheimer implica cambios en el cerebro, que son parte del progreso de la enfermedad. Las personas con Alzheimer pierden neuronas y desarrollan atrofia, que es síntoma de neurodegeneración. Las personas con la enfermedad también tienen placas amiloides (proteína) y ovillos o nudos neurofibrilares (agregados proteicos que se encuentran en las neuronas) en el cerebro, que son las marcas distintivas de la patología del Alzheimer.
La diabetes y el cerebro
Muchos estudios han encontrado una relación entre la diabetes tipo 2 y el aumento del riesgo de padecer Alzheimer.
Aunque sabemos que las personas con diabetes corren un mayor riesgo de derrame cerebral, se sabe que los pacientes con diabetes sufren de neurodegeneración, los ovillos neurofibrilares tienen proteínas glucosiladas.
Por recientes investigaciones han demostrado que las placas tóxicas de proteínas beta amiloide aparecen en el cerebro de personas con diabetes mellitus tipo 2 por lo tanto, es plausible sospechar que tienen una mayor posibilidad de sufrir de Alzheimer.
Hasta hace poco tiempo se creía que la insulina no tenía ninguna acción en el cerebro, pues las neuronas, a diferencia de las células de los músculos o de otros tejidos del cuerpo, tienen otros mecanismos para captar glucosa; pese a ello, la insulina tiene otras funciones muy importantes en este órgano: nos ayuda a tener una buena memoria y a evitar la muerte neuronal. La relación de la insulina con la enfermedad de Alzheimer se ha comprobado en los cerebros de pacientes que han muerto por esta enfermedad; en efecto, en las autopsias se observa que sus cerebros tienen niveles bajos de insulina en proporción directa con el desarrollo de la enfermedad.
El equipo de investigadores trabajó con roedores afectados con diabetes tipo 2, en los cuales advirtió un fuerte deterioro de su potencial cognitivo y serios problemas de memoria. Al apreciar su cerebro encontraron las denominadas placas amiloides, que resultan características en quienes sufren la enfermedad de alzheimer. Las mismas se formarían por igual en los diabéticos como una resistencia del organismo al exceso de insulina.
Como se demostró que la formación de las placas amiloides es una causa del deterioro cognitivo en la diabetes y no una consecuencia, todo indicaría que esa situación podría estar marcando el surgimiento de una enfermedad de alzhéimer en estado primario, a la par de una diabetes tipo 2 avanzada.
Más allá de este hecho científico, que de comprobarse en los seres humanos abriría una nueva etapa en el tratamiento de estas enfermedades, los expertos también resaltaron que ambas patologías poseen factores de riesgo muy similares, como la obesidad, la vida sedentaria o la edad avanzada. Todas estas coincidencias estarían marcando la estrecha relación existente entre ambos procesos.
Más información (https://news.wustl.edu/news/Pages/Scientists-find-new-link-between-diabetes-and-Alzheimers.aspx. en inglés)
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