Revisión de la medicación antipsicótica más intervenciones sociales disminuyen la mortalidad en personas con demencia.
Revisar la medicación antipsicótica que toman las personas con demencia en centros residenciales puede resultar en una disminución del 50% del uso de estos fármacos. Eso sí, si no se acompaña de intervenciones psicosociales no se logrará disminuir los síntomas neuropsiquiátricos, como agitación y agresividad, a los que están dirigidos estos medicamentos. Son las conclusiones a la que llegaron investigadores del prestigioso King’s College London en un estudio publicado en la revista The American Journal of Psychiatry.
La medicación antipsicótica se prescribe a las personas con demencia para reducir los síntomas de agresión, agitación y psicosis que a menudo acompañan la demencia en fase moderada a severa. Mientras el efecto a corto plazo de los fármacos en la reducción de estos síntomas está bien establecido, los beneficios del tratamiento a largo plazo son menos claros. Por otra parte, han surgido preocupaciones sobre la seguridad a largo plazo de los fármacos antipsicóticos; algunas evidencias sugieren que el uso prolongado puede resultar en un mayor riesgo de deterioro cognitivo, derrame cerebral y muerte.
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Un equipo de investigadores dirigido por el profesor Clive Ballard del Kings College de Londres, analizó los efectos de tres intervenciones: revisión de la medicación antipsicótica, interacción social y programa de ejercicios. Trabajando con 16 residencias en Londres, Oxfordshire y Buckinghamshire, los investigadores asignaron a cada una de las residencias un tipo de intervención o una combinación de ellas que se realizaron por más de nueve meses.
En total, 277 personas con demencia participaron en el estudio. Antes de empezar y después de concluidas las intervenciones se midió el uso de medicación antipsicótica, los síntomas neuropsiquiátricos, la depresión y las tasas de mortalidad.
Los resultados muestran que mientras las tasas de uso de antipsicóticos se redujo drásticamente en los grupos que recibieron la revisión de la medicación esto también fue acompañado por un aumento de los síntomas neuropsiquiátricos, excepto en los grupos que también recibieron la intervención social. Y lo que tal vez sea aún más importante, en el grupo en que se revisó la medicación y se realizaron intervenciones sociales (basado el modelo centrado en la persona) la tasa de mortalidad se redujo sustancialmente en comparación con los que no recibieron la intervención (19% vs. 35%). Los programas de ejercicio también mejoraron los síntomas neuropsiquiátricos, pero no tienen ningún efecto sobre la depresión.
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De acuerdo con la doctora Anne Corbett, coautora de la investigación:
«Este estudio proporciona pruebas claras de la efectividad de un sistema barato, práctico de intervenciones para reducir el uso de la medicación antipsicótica por los pacientes con demencia en residencias de ancianos (…) nuestros resultados demuestran la importancia fundamental de garantizar que cualquier reducción o interrupción de la medicación se acompaña de enfoques no farmacológicos, fundamentalmente de interacción social. Reducir el uso de estos fármacos sin otras intervenciones podría dar lugar a un empeoramiento de los síntomas neuropsiquiátricos, que son altamente estresantes para la persona, sus cuidadores y seres queridos. Estos hallazgos deberían dar lugar a una revisión urgente de las directrices para el uso de fármacos antipsicóticos, para asegurarse de que estos medicamentos son en el mejor interés de las personas con demencia”
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