Más Allá De La Oscuridad #CuidandoEnPositivo.
(reflexiones de un ex-cuidador)
No somos nada. Si lo pensamos fríamente no somos más que pensamientos y sensaciones físicas, químicas y espirituales. Siempre he creído en el amor. Aún en los momentos más duros de mi vida. Aún en los momentos en los que ya no creía en él, algo, internamente escondido en un punto indeterminado de mi ser, seguía alimentando esa llama que a punto estuvo de extinguirse en más de una ocasión. Y, el AMOR, y sí lo pongo en letras mayúsculas, sabemos ya de sobra que es la fuente de toda creación y la energía que mueve el Universo y da sentido a nuestra existencia.
Esta es mi visión de la vida:
‘Venimos de la luz. Venimos de un lugar que no recordamos para poder aprender lecciones. Para poder sacar lo mejor de nosotros mismos ante las adversidades y superarlas. No creo en un juicio. Creo que llegado el momento en que dejamos este perfecto vehículo biológico y biodegradable, en el que pasamos una media de 80 años, somos nosotros mismos, nuestras almas, nuestras mentes, nuestras energías -llamémosle como queramos-, son nuestros propios jueces. No hay juez más justo que nosotros mismos.
Esta es una de las escuelas más duras que existen. Vivimos en el mundo de las emociones. Y son, al fin y al cabo, nuestras emociones, lo que nos confiere eso que nos distingue para bien y para mal a todo ser vivo conocido: la capacidad de razonar, de preguntarnos, de iniciar búsquedas y de toparnos con imprevistos contra los que no nos queda más remedio que luchar. Mi padre solía decir constantemente que la vida es lucha. Así es. Pero qué es lo que hace la pena el vivir y tener que sufrir: ese gran regalo de la vida que es el experimentar ese estado natural, que en tramos del camino olvidamos darle su irrefutable importancia, llamado amor.
¿Qué sería de la vida sin amor? El amor es luz. La tristeza, la rabia, la ira, el miedo, hacen lo posible por atraparnos en la oscuridad.
La vida está para vivirla lo mejor que sepamos. A nuestro ritmo. Tratando de hacer lo que nos apetece. Y también haciendo y enfrentando aquello que igual no hubiéramos pensado que acabaríamos haciendo, lo mejor que podamos.’
Cuidar y devenir cuidador es un poco eso. Encontrarnos ante un «imprevisto», una gran roca en medio de la carretera, una escarpada montaña por escalar como diría yo.
No hace falta repetir que cuidar de alguien que depende de nosotros debe fundamentarse en el amor, el respeto, la honradez, la humildad, el «sacrificio», la ética y unos valores intachables.
No olvidemos que los que lleguen a su ancianidad serán dependientes y necesitarán cuidados como nuestros mayores de ahora.
Conozco las sombras y la oscuridad del cuidar. Una vez has sido cuidador lo eres de por vida.
La oscuridad es terrible. Como lo son la soledad, el vacío, la desesperanza, el perder la capacidad de soñar y desear, el anularnos y un largo etcétera que conocemos de sobras.
Recordemos que somos la luz que guía a nuestros seres queridos a través de las sombras. Somos su faro, algo que repito mucho. Y eso, de entrada nos tiene que dar una satisfacción tremenda. Viven gracias a nuestro amor y cada uno de ellos tienen, hasta el final, millones de ocasiones para demostrar su amor y agradecimiento hacia nosotros.
Busquemos grupo de apoyo. A gente que hable nuestro mismo lenguaje. Impliquemos a las familias e insistamos en la importancia de contar con apoyo. Acudamos a organizaciones o asociaciones. No nos aislemos. Entre cuatro paredes uno piensa que no hay esperanza, que no hay luz. Pero sí que la hay más allá de la oscuridad. Somos muchos los que trabajamos para iluminar vuestra ruta.
Pablo A. Barredo (Fundación Diario de un Cuidador)
fundaciondiariodeuncuidador.org
Magdalena López Quiroz dice
Una vez que se entra en el laberinto de una persona amada que padece la enfermedad de Alzheimer (en mi caso mi Madre) es muy difícil salir de él, ya que este te absorbe de tal manera que a veces el amor queda aparcado a un lado, para entregarse por completo al cuidado..y no porque no queramos ser amados, sí que hace falta y tanto, solo que encerrados en este laberinto de cuatro paredes se hace difícil encontrarlo y no son muchas las parejas que se lanzan a la aventura de compartir y dividir el poco tiempo que le queda a uno, te dirán que si tal vez y al principio tratarán de entender, pero después se les hará pesado y se les entiende, después de todo no tienen que vivir un encierro que no es suyo…y así más vale… «sola que mal acompañada»
Quizás una persona que ya haya pasado por esto o este pasando comprenda mejor la situación…no sé…tal vez
Lo que sí sé, es que el amor lo necesitamos todos.
Magdalena López Quiroz
Lucia Escalante dice
aunque éste articulo es para personas con familiares de Alzheimer, pienso que aplica para todos los cuidadores y familiares de ancianos dependientes,, Creo que es un gran aprendizaje cuidar de nuestros ancianos, es difícil si, pero muy satisfactorio saber que hicimos algo por ellos, y que no es eterno, es pasajero, renunciaremos por algun tiempo a nuestras actividades sobre todo las que nos gustan, nos privaremos de convivir y quizá comprarnos algunas cosas, pero hicimos lo mas importante, cuidarlos y hacerlos sentirse amados.