Son Tantas cosas… Mamaiña
Mi querida Mamaiña:
Esta es una carta que en el fondo escribo para mi y que nunca podrás leer por su contenido y por si te enfadas, sólo alguna persona que nos quiere la puede entender.
Hace ya casi dos años que se te detectó demencia cognitiva de tipo Alzheimer y tres desde que murió tu marido, «El Coronel», y tambien, que acabó mi relacion con C., con la que estabas ilusionada y claro, nuestro mundo cambió a peor y por desgracia no mejoró.
Es una carta distinta a las 400 y pico que te he escrito casi a diario desde entonces, en ésta también te voy a decir lo muchísimo que TE QUIERO y lo orgulloso que estoy de ti, pero también podré escribir otras cosas…
Son tantas cosas…mamaiña.
Cosas como lo mucho que extraño, el no poder contarte mis alegrías y preocupaciones, mi día a día, lo que me agobia o no, las mil cosas que siento, las cosas positivas que tu veías en éste único hijo que tú criaste con gran cariño, sacrificio y amor.
Lo que echo de menos ir de compras contigo, bromear con lo caro que es todo, charlar sobre las anécdotas que ya no recuerdas.
Cómo me gustaria poder volver a hablarte de tu marido «El Coronel», de lo mucho que me acuerdo de él , de lo bueno que era y lo que te quería, recordarte cuando lo vestía y le ponía calcetines, camiseta de tirantes para el frio y su camisa siempre con corbata. Y del año que estuvo en Madrid y lo paseabamos en su Mercedes de 40 años, la tanqueta, depués de haberlo duchado a regañadientes y dado crema y colonia hasta que como el decía estaba liiiimpísimo. Lo que le gustaba el chocolate que le dábamos a escondidas pues no le convenía… le daría todo el que quisiera ahora.
Hay tantas cosas de las que me gustaria hablarte, de aquellos viajes a Andorra a gastar ahorros, de tus abrigos, de tus joyas, de tu casa de Zaragoza que ahora está a la venta y que todo su interior tuve que vender en subasta (menos mal que no te enteraste, pero tranquila, me quedé tu secreter), así es la vida.
Son tantas cosas…Mamaiña.
Duele no poder contarte que a veces me asusta mi futuro, que estoy en paro, y que no sé si encontraré una mujer tan buena como tú. Me gustaría poder hablarte de tu familia, de sobrinos tuyos, que les va bien, que se han casado sus hijos y que te recuerdan.
Me gustaría poder hablarte de amigos nuevos, de mi casa, que está preciosa, de que vendí una moto americana para que tuvieras una cuidadora más. Contarte que el Pazo de Galicia de nuestra familia ahora está destinado para bodas y que me gustaría casarme allí.
Me encantaría hablarte más de «Isabel del Ama Nuestra» que está siempre a tu lado cuidándote, alimentádote y lavándote.
Me encantaría hablarte de que aún tenemos nuestro Barco, el «Airoso IV», y que es mi único tesoro que me relaja las tardes navegando hasta el faro y vuelta.
Son tantas cosas Mamaiña…
Como me gustaría que volvieras a ver el cuadro de tu madre, la abuela; la Gran señora de bilbao y que está en mi salón y que tiene tu cara. «Un minuto de silencio» la llamaban segun me decías. Como me gustaría escuchar tus consejos y recomendaciones de que vista bien, me afeite y no beba mucho.
Me encantaría hablarte de las nuevas tecnologías, aunque tampoco las entiendo mucho, ¿te acuerdas de que tú tambien tenias un móvil?
Me encantaria poderte presentar una nueva pareja y que volvieras a soñar con una mantilla para el día de la boda y que me llevaras al altar aunque fuera en tu silla de ruedas, pero lo veo complicado pues tu mente ya no está y siempre estás desorientada, perdida y quizá… asustada por esta dura enfermedad que nos ha tocado.
Me encantaría que llegaras a conocer nietos y que los mimaras como aquellos niños de mi ex que se sentaban en tu regazo y mimabas y regalabas juguetes y pinturas aunque no fueran de tu sangre. Fue una pena mamaiña.
Son tantas cosas… Mamaiña.
Me gustaría poder ir contigo al cementerio donde esta enterrado el Coronel, tu gran amor y marido que tanto te quería. Cómo me gustaría mamaiña el poder haberte llevado a Roma y al Vaticano, ya no funciona como en epoca de los abuelos; que con un poco de enchufe te recibirian en audiencia el Papa, pero podriamos admirar tanta belleza y rezar juntos como soliamos hacer.
Cómo me gustaría que al hacerte las caricias en tu bella cara aunque envejecida por los años y me volvieras a sonreír como si supieras que soy tu único hijo. Cómo me gustaría meterme en tus sueños y lograr que fueran dulces y tranquilos. Cuántos buenos momentos me gustaría que recordaras y entrar en tu mente cuando estás ausente durante horas para reconducirte, pero ya ves, esta dura enfermedad hace que aun estando a centimetros parezca que estés a kilometros.
Son tanta cosas… mamaiña.
Con esta enfermedad aprendí verdaderamente dos terminos contradictorios; el «amor»; que cada dia siento mas grande por ti y la «ira»; por la impotencia de una enfermedad que roba lo que más quieres…
Cuántas cosas me gustarian; Pero ya ves, me contento con esos pequeños milagros que suceden muy de vez en cuando y hacen que me sonrías y muy bajito me dices: Cuánto te quiero hijo mio!
….Son tan pocas y pequeñas cosas…
Mil Besos Mamaiña.
Tu hijo.
Fernandito.
Fernando Remirez de Esparza. Madrid. España
#CartasDelAlzheimer | Blog Alzheimer, Enfermería, TNFs y Cuidadores 2.0
http://bit.ly/Cartas-Alzheimer
Escribe tu carta y envíala a: alzheimeruniversal@gmail.com
laspuntadasdemiriam dice
Hermosa y sentida carta.
Me quedo con esa sonrisa final , porque el amor de una Madre por su hijo no sé olvida, no puede el ladrón de los recuerdos llevárselo , lo tiene ella en su corazón.
Disfruta ese » te quiero hijo «.
Saludos.
MANOLO MORALES dice
Pienso, con mi mayor sinceridad, que no debía entrar a comentar la preciosa carta de Fernando a su queridísima madre pero pienso, también, que el no hacerlo, sería una falta de consideración hacia aquellas personas que tanto aprecié, y que tanto me querían como eran D. Fernando (El Coronel como le llamaban en casa) y su dignísima esposa Dña. Mercedes cuando me contaban sus «cuitas» en mis reuniones con ellos no solo en la oficina de mi empresa sino también en su preciosa casa del Pazo de la Golpelleira.
Siempre gocé del cariño de esa familia y me abrieron las puertas de su casa como si de un familiar cercano se tratara. y eso son cosas que jamás podré olvidar.
Cuando se murió D. Fernando he sentido su muerte como un verdadero latigazo no solo por la amistad que me demostraba, como queda dicho, sino porque yo veía en sus ojos una inusitada benevolencia reflejada en su cara sonriente durante el transcurso de la conversación.
Hoy, lamentablemente, veo no solo con espanto, sino también con enorme pesar como la enfermedad se ha instalado en Dña. Mercedes robándole de la manera mas ingrata y miserable, el conocimiento de todas aquellas personas que al tener un trato íntimo tanto les queremos.
A ti Fernando, ante la imposibilidad de hacerle una visita, te agradecería que cuando estés a su lado le des, con el mayor de los cariños, un abrazo y un beso muy grande de parte de Manolo (el del Banco). Estoy en a seguridad mas absoluta de que su enfermedad no le permitirá acordarse de mi pero ello no quita, ni un ápice, el cariño y la admiración que le sigo profesando.
Y que te voy a decir a ti, Fernando: mostrarte también mi admiración por todo el contenido de tu carta que, estoy seguro, que si tu mamá pudiese entenderla la guardaría al lado de su pecho como uno de sus más grandes tesoros.
Nada se puede hacer ante una enfermedad tan miserable y traicionera pero aquellos que la conocemos le tendremos siempre un pequeñito sitio en nuestro corazón.
Con mi mayor afecto, consideración y cariño os mando un abrazo muy fuerte.
Manolo Morales