Quinta carta de una cuidadora anónima
(a mi tormenta)
Todas las mañanas me levanto para ir al trabajo y de camino, paso por casa de mis padres…no puedo pasar por la puerta sin entrar.
Entro y veo a mi mami en la cama, junto al hombre de su vida…mi padre, su gran compañero cada día y un hombre 10, una persona ejemplar por cómo cuida a mi mamá. Ojalá y todos los maridos actuasen así…lo saca de quicio, pero no le falta un detalle con ella.
Hoy por hoy vive para ella. Ya me puedo ir tranquila al trabajo….
A media mañana llamo a mi padre para ver qué tal está y me cuenta las travesuras que le hace mi madre: “no se quería vestir, me ha costado un montón que se metiese al aseo”, “le he preparado el café y me ha tirado una pastilla”, “ahora vamos a comprar y hacer la comida, a ver si se porta bien y puedo hacer algo”…me lo dice en tono enfadado, pero sé que en el fondo no es así. Él ha aceptado la enfermedad y desde el primer momento decidió que el amor era la única forma de cuidarla y que cuidarla era la forma de desmostrarle el amor que un día le prometió.
Llego a casa y lo primero que me encuentro es a mi madre, al lado de mi hermano y con mi padre, comiendo con una sonrisa de oreja a oreja por verme: siéntate y come hija mía. Terminamos de comer y la preparo para ir un rato “al cole”. Mientras la visto la tumbo en la cama y le hago rabiar (típico en mí) me dice cosas bonitas y me come a besos…
Tiene la manía de entrar al baño 30 veces antes de irse, le pongo sus pulseras, las que ella elige, le pongo un colgante mientras me dice: que guapa eres y cuánto te quiero!.. y sonrío.
Coge su bolso y me pide que le de su perfume, una vez hecho todo esto, mi padre la lleva al centro de día, ella se entretiene y hace ejercicios y él, pues él desconecta un poco y se relaja… que también le hace falta!
Llega la hora de recogerla del “colegio”, mi tormenta sale contenta de ver a su marido y él se la lleva a tomar café…me esperan y vamos a casa para ponerle el pijama. NECESITA vernos a diario y a menudo para estar feliz, lo sé…NECESITA tenernos cerca para no encontrarse tan perdida en esa nube tan fea en la que está.
Sé que dentro de lo que cabe, ella es feliz…a su manera, pero sé que lo es, y eso me hace sentirme en paz.
Es raro mirarla y que no sonría o haga alguna tontería…siempre ha sido así y lo sigue siendo. Sonrísas que la llenan de vida!!. Y que a mí me dan fuerzas y me ayudan a llevar todo esto mucho mejor…Necesito verla sonreír. Necesito sonreír. Y lo hago: porque la tengo, y puedo cuidarla.
Mi padre siempre la lleva de la mano, y la trata como a una Princesa. El Alzheimer es lo peor que nos ha pasado, mi madre vive ya en otro mundo muy lejano a este, es dependiente 100×100, tiene pánico a quedarse sola y no sabe hacer nada sin nosotros, pero… estas cosas te ayudan a tirar hacia adelante.
Dicen que siempre hay que buscar lo positivo en lo malo y eso es lo que intento cada día, aunque la mayoría de veces no lo encuentre… O eso creo, porque con sólo mirarla y poderla hacer sonreír creo que he ganado otra pequeña batalla. Y es cuando sus ojos me expresan lo que su boca no puede.
Mucha fuerza para todos, mucha paciencia y pongámonos en el lugar del enfermo…porque todo esto nos puede pasar a cualquiera.
Cuidémosles con AMOR. Lo NECESITAN.
Tu Hija, que te quiere
© Alzheimer Universal
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