Combatir las úlceras en Alzheimer: Consejos básicos de prevención
Las úlceras por presión son lesiones localizadas en la piel o el tejido subyacente, generalmente sobre una prominencia ósea, como resultado de la presión constante. Los factores que se apuntan como causantes son clasificados como intrínsecos (por ejemplo, la movilidad limitada, la mala nutrición, las comorbilidades, envejecimiento de la piel) o extrínsecos (por ejemplo, presión, fricción, cizallamiento, humedad). La prevención incluye la identificación de las personas en situación de riesgo y aplicar medidas de prevención específicas.
Incidencia
Las úlceras por presión, también llamadas úlceras de decúbito, o llagas de presión, pueden variar en severidad desde enrojecimiento de la piel hasta causar graves y profundos cráteres, con el músculo o hueso expuesto. Las úlceras por presión amenazan significativamente el bienestar de los pacientes con movilidad limitada. Las tasas de prevalencia varían desde 4.7 a la 32,1 por % en los entornos hospitalarios 2 y desde 8.5 a 22 % en residencias de ancianos.
¿Cómo prevenir?
El primer paso sería la identificación de factores de riesgo y la inspección de la piel. Factores de riesgo de úlceras por presión se clasifican como intrínsecos o extrínsecos . El cuidador debe ser educado acerca de la evaluación de riesgos y la prevención y debe inspeccionar a su familiar a menudo para prevenir las úlceras por presión o identificarlas en las primeras etapas. La escala de Braden (descarga el PDF) es la herramienta más utilizada para predecir el riesgo de úlceras por presión.
Conocer los factores de riesgo de úlceras por presión (García y Thomas, 2006)
Intrínsecos: Movilidad limitada, accidente cerebrovascular, trastornos neurológicos progresivos (enfermedad de parkinson, enfermedad de alzheimer, esclerosis múltiple). También dolor, fracturas, procedimientos postquirugicos, coma o sedación, nutrición pobre, anorexia, deshidratación, dentición pobre, restricción dietética. Débil sentido del olfato o del gusto, comorbilidades, diabetes mellitus, enfermedad vascular periférica, la disminución de la sensación de dolor, insuficiencia cardíaca congestiva. Tumores malignos, enfermedad renal en etapa terminal, enfermedad pulmonar obstructiva, demencia, envejecimiento de la piel, la disminución del flujo sanguíneo cutáneo, los cambios en el ph dérmico, la pérdida de grasa subcutánea y disminución del flujo sanguíneo dermo-epidérmico.
Extrínsecos: La presión de cualquier superficie dura (por ejemplo, ropa de cama, silla de ruedas, camilla). La fricción por la incapacidad del paciente para moverse bien en la cama. Cizalla de los movimientos musculares involuntarios, humedad, la incontinencia de esfínteres, sudoración excesiva y drenaje de la herida.
Fuente: García AD, Thomas DR. Assessment and management of chronic pressure ulcers in the elderly. Med Clin North Am 2006; 90 (5):25-44.
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