Las 3 palabras mágicas
Perdóname, lo siento, gracias
Hoy que es día que aún mis manos me duelen, pero menos y me cuesta mantener el bolígrafo entre los dedos. Siento el boli, aunque no tengo suficientes fuerzas para controlarlo. Pero aquí estoy, con muñequeras, dolores y sueño a estas horas de la madrugada, cuando no hay más ruido que el propio silencio de la noche, como antes de que tú te instalaras en mi vida.
Hoy necesitaba escribir sobre un papel, todos los pensamientos y sentimientos que me aturden desde hace días, sobre nuestra antigua relación.
Debo decirte, (y espero que te des cuenta que lo escribo con amor), que a pesar de haber alterado mi vida y cada vez que entras en ella de nuevo, ya sea porque algún conocido nuestro me dice que sigues haciendo sufrir a otras bellas personas. Y tu recuerdo vuelve a mi mente. No puedo olvidarte! Te diré lo que en realidad pienso de ti: Eres egocéntrico y lo quieres todo para ti. Nunca te has fijado en las otras personas que también están sufriendo por tu culpa. No nos das tregua, lo único que pedimos es un poco tranquilidad, para poder saborear la vida más plácidamente.
Yo me tengo como una buena persona, sencilla, directa, y suficientemente autónoma. Una heroína, una luchadora nata, una guerrera, inteligente, aunque a veces pierdo los papeles contigo. Para mí, has significado mucho y me has enseñado muchísimas cosas y aún sigo aprendiendo de tus enseñanzas. Eres un duro profesor, siento no haberte aceptado tal y como eres. Y haber tenido que luchar contra ti. Pero era necesario. Perdóname por todas las veces que maldije tu nombre, por todas las malas artes que probé para derrotarte. Y porque intenté por todos los medios que no tocaras a nadie de mi familia.
Y a pesar de lo mucho que te odié, hoy te doy las gracias por todas las lecciones de vida que he aprendido desde que llegaste a mi vida, a veces eran muy duras y otras hasta me reconfortaban el alma. En especial cuando tenía momentos de lucidez y su mirada era tan clara, su sonrisa sincera y el amor era lo que más nos unía.
Desearía de todo corazón que no hubieras aparecido y que no le hubieras robado los recuerdos, la vida y posiblemente la conciencia. Pero estoy en paz yo hice todo lo posible y me convertí en otra persona, que valora más los besos, los abrazos, las miradas y una sencilla sonrisa de vez en cuando, Y todas esas cosas me las has enseñado tú.
Este escrito lo he publicado en el concurso supercuidadores si te ha gustado, compártel entrando en el siguiente enlace y después en compartir:
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Magníficas palabras. Lo comparto 100×100. Un abrazo
Muchas gracias Soledad! Un abrazo enorme.