El cuidado de una persona con Alzheimer es un verdadero reto emocional, físico y financiero.
Alzheimer, un Reto Emocional, Físico y Financiero
Cuidar de un enfermo de Alzheimer puede ser un verdadero reto emocional, físico y financiero. Y si a esto se le añade que esa persona es un ser querido tuyo, el reto se vuelve más duro.
Un verdadero maratón
Cuando mi marido fue diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer, no me di cuenta del desafío al que me enfrentaba. Lo devastador que iba a ser en nuestras vidas y los efectos de esta enfermedad, que son realmente demoledores.
Como cuidadora, mi vida cotidiana se volvió mucho más ocupada y aún más aislante. Tuve problemas para comprender el diagnóstico y, a menudo, me sentí impotente durante los momentos de necesidad de mi marido, mientras estuvo en casa.
Al igual que muchas otras personas que tienen seres queridos, y que por lo tanto, se enfrentan esta enfermedad, no sabía a dónde ir, y yo no estaba preparada para los siguientes pasos y ni para los retos tan duros que conlleva la enfermedad.
Centro de día y ayuda profesional
Contraté ayuda profesional, pero no era suficiente. Afortunadamente, pude encontrarle a mi marido un centro de día, que más tarde sería la residencia donde vive. Este centro puede cuidar de él de manera que mantiene su dignidad y le ofrece la oportunidad de mantener cierta independencia.
Y aunque está siendo un sacrificio emocional y económico muy elevado, estoy segura que es lo mejor para los dos.
Sigo preocupándome de él, voy a visitarlo casi cada día, aprovechamos el tiempo del que disponemos en salir a pasear, o bien le pongo su música preferida, y por supuesto, realizamos juntos muchas de las que proporciona el centro.
Tras todo lo vivido y lo que aún me queda, sé que mi esfuerzo sirve para ayudar a establecer un equipo de trabajo adecuado para los cuidados de Pepe y de otros enfermos de Alzheimer. Sólo a través de la formación, la educación y la concienciación se podrá alcanzar una mejora en la investigación de esta enfermedad y por ende, repercutirá en la calidad de los cuidados de los afectados.
Mi experiencia
Con mi experiencia, sé que ayudo a establecer otras formas de comunicación entre los demás enfermos, sus cuidadores y el personal sanitario, y en consecuencia, así asegurar que la atención de calidad está disponible para todos aquellos que están sufriendo algún tipo de demencia. Porque nosotros no debemos olvidar que tras esas miradas vacías, siguen siendo ellos esperando una señal para salir de ese mundo donde están sumidos y volver a nuestro presente ofreciéndonos los preciados momentos de lucidez.
Y sólo los cuidadores que les conocimos en su pasado, sabemos quienes son realmente. Y es en este punto, donde se nos debería reconocer nuestra labor, no sólo como familiar, ya sea como esposa, hijo o quizás hermano o nieto. Somos sus memorias y sabemos de sus preferencias y de su vida, también le hemos estado cuidando todo el tiempo que nos ha sido posible, pero hoy ya no nos llaman “cuidadores”, sino “ex cuidadores”, porque no nos hacemos cargo durante las 24 horas de la persona.
Nosotros también necesitamos apoyo emocional porque las demencias conllevan un duelo en vida que no es fácil de asimilar.
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