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Escribir, porque cuando se nos olvide quienes somos y no podamos recordar, a veces, podemos hacer que los recuerdos vuelvan en forma de letras.
Quizás sólo así podemos reflejar bien lo que sentimos, aunque sea lo más difícil de escribir, y cuando lo hacemos tiemblen los cimientos bajo nuestra piel.
Tal vez, su dama Pilar sin saberlo, imaginaba lo que sería el fin de una vida en la oscuridad del olvido; mentalmente, susurraba a gritos, chilló en voz muy baja.
Un poema precioso. Gracias por compartirlo.
Así es, siempre tuvo quejas de memoria, pero desde mucho antes de que se empezara a gestar el Alzheimer. Eran las quejas de una persona sana pero con memoria limitada. De hecho, nos contaba (aparte de escribir muchas notas a lo largo de su vida), que cuando era muy joven, aunque muy buena estudiante con notas sobresalientes desde niña, cuando tenía un examen se levantaba muy temprano y estudiaba hasta cuando el chofer o mi abuelo la dejaba en el colegio o universidad. Es por ello que al principio sus primeras quejas, ya haciendo de las suyas el Sr. Alzheimer, quizá no nos llamaron tanto la atención como lo de esconder objetos en casa o perderlos en la calle.
Mil disculpas por no haber respondido antes. He llevado muchas cosas adelante durante mucho tiempo y no he podido con todo. Gracias por tu comentario!