Hoy desperté y ya no estabas
Hoy desperté y ya no estabas. Desperté con tu ausencia, queriendo creer que tan solo era un sueño y que al despertar te volvería a tener. Pero hoy desperté sin tus frases repetitivas, faltándome tu risa, esa que me daba la vida.
Esta mañana, el silencio es atronador. Ya no se oye tu voz, tus frases irónicas, un tanto ácidas, casi insultantes, que me alegraban el día.
Nos faltaron muchos abrazos, muchos te quiero. De igual forma, me han quedado en los labios muchos besos que darte.
Miles de dulces besos, de los que dabas con el amor que solo puede dar una madre excepcional. Porque tú ejerciste de madre conmigo, me adoptaste incondicionalmente, aunque sólo fuera tu nieto, tu adorado niño.
Y me siento un privilegiado por haberte tenido cerca. Tú has sido un puntal en todos los sentidos.
También nos faltaron muchas caricias, nos faltaron risas, y abrazos, y algunos sueños por cumplir.
Eras la música de mi vida, la banda sonora para todos mis momentos, y aunque parezca melancólico, todas las canciones me recuerdan a ti. Porque aunque a veces ya ni siquiera me recordabas, yo siempre he sabido quién eras tú.
Y aunque no ha sido fácil la etapa del Alzheimer, de la misma forma, hoy agradezco haber podido cuidarte con toda mi alma y mi tiempo, me he quedado con un sabor a tranquilidad, a paz interior, a las cosas bien hechas. Porque sé que hice cuanto estuvo en mis manos, sé que te cuidé bien, y que me cuidé como tú hubieras querido que hiciera.
Ayer no sabía que sería la última noche, y aunque estuve allí abrazándote, me faltaron más abrazos tuyos.
Pero hoy desperté y ya no estabas, aunque sé que siempre serás eterna, porque te llevo en mi corazón, y que cuando te eche de menos, solo tengo que buscarte en el firmamento. Eres una de esas estrellas que brillan y que desde allí ahora eres tú quien me cuida.
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