GLORIA MARTIN DIEZ
Psicóloga Sanitaria
Psicoterapeuta Familiar
Psicoterapeuta Gestáltica
Mediadora Familiar
DE UNA MINÚSCULA CÉLULA AL ABRAZO
Cuando yo era una minúscula célula, inicié mi camino para encontrarte. Crucé mares y montañas, ríos y valles y me alimenté de ti, sin saber que ya estaba dentro de ti.
Y este camino duró nueve meses, lo que dura un embarazo, hasta que un trece de octubre por fin tú y yo nos encontramos y nos fundimos en un abrazo.
Fueron mis primeros años de una infancia feliz y también la adolescencia e incluso la adultez. Y en tus últimos once años, ¡paradojas de la vida! invertimos los papeles y tú te fuiste haciendo chiquitita y yo te iba recordando todo lo que tú me enseñaste a mí.
Y todo esto pasaba, porque la estructura que almacenaba tus recuerdos y enseñanzas, estaba haciendo limpieza y lo que ya no le servía…lo borraba y lo tiraba.
Mamá, yo recogía uno a uno tus recuerdos, porque sabía que llegaría un día que sería lo único que me quedaría de ti.
Y yo lo guardaba todo, tus sonrisas y tus miradas ¿y sabes dónde lo guardaba? Lo guardaba en mi corazón, porque es el único órgano que no pierde la memoria y porque también sabía, que llegaría un día, que sólo me quedaría tu mirada en mi retina.
Los recuerdos de mi infancia, eran también los recuerdos de la tuya, aunque en esa edad yo todavía no existía, es por eso, que a veces no me reconocías. Y yo me sentía pequeñita y sola, porque había perdido a mi madre…aunque fuera sólo por unas horas.
¡Cuánta tristeza para ambas! Tu llorando porque tú creías que tu madre te había dejado sola y yo llorando porque te iba perdiendo a ti.
Y sintiéndonos las dos huérfanas, nos dábamos la mano, para seguir caminando en el bosque y con niebla, como caminan los enfermos que van perdiendo los recuerdos.
Y esta experiencia de vida, me ha dejado una cicatriz que no se me olvidará en la vida, salvo que venga de vuelta, aquel alemán que tiene un apellido con tres consonantes seguidas, difíciles de pronunciar y mucho más difícil para convivir.
Ahora sí mama, ahora ya recordarás que su nombre es alzhéimer, para nosotros muy familiar pero muy triste para recordar.
Y si el alzhéimer, sin que yo lo invitara viniera a visitarme y decidiera quedarse, entonces…entonces te llamaré a gritos para que vengas a buscarme y no permitas que él me deje en el bosque de la niebla, porque entonces… ya no podré encontrarte.
Mamá, ahora que ya no estás aquí y no se si existe un más allá o todo se queda aquí, por si acaso yo te lo digo, que lo importante no son mis letras con más o menos rima, lo importante de estas letras es lo que está más allá de mis palabras, porque eso es lo que les da significado…el significado de lo que tú significas para mí y como dijo mi querido Vygotsky…”Tras las palabras, está la gramática del pensamiento, la sintaxis de los significados”.
Cuando perdemos a la madre duele…duele el alma, porque de alguna forma, se llevan una parte de nuestra esencia de mujer.
Gloria Martín Diez, GZ 00772
Montserrat dice
Agradezco todos los artículos.
Trabajo con la tercera edad y esta enfermedad es cruel.
Gracias por acompañarnos a los cuidadores