Hoy os escribo como psicóloga pero sobre todo como nieta.
Emilio tiene 96 años y padece una demencia mixta (Alzheimer + vascular) en fase moderada-avanzada.
Morir con Dignidad
El 15 de marzo de 2020, se decretó el estado de alarma debido a la pandemia por Covid-19 y toda la población española quedó confinada en su casa. Especialmente los adultos mayores, quedaron confinados durante más tiempo y no se les permitió salir hasta meses después.
Emilio vive en un edificio sin ascensor y todos los días bajaba las escaleras para salir a caminar acompañado de su gato Marco Antonio. Ya no pudo volver a salir más porque perdió la poca movilidad que tenía y ya no era capaz de bajar ni de subir escaleras sin caerse.
Muchas personas quedaron en su misma situación, aisladas, sin estimulación física ni cognitiva, por lo que el deterioro cognitivo y físico siguió su curso, un curso mucho más veloz.
A Emilio le encanta jugar al dominó, de hecho hasta ha ganado trofeos. Le gustaba ir al “hogar” (centro o casal de mayores) a jugar con sus amigotes y estuvo yendo en coche hasta los 91 años, momento en que le detectaron un ictus y tuvo que dejar de conducir. Pero se adaptó a la situación y siguió jugando en su casa con sus vecinos.
El Covid y sus restricciones le quitaron las únicas actividades que mantenía. Ya no era capaz de ver la televisión ni de seguir conversaciones complejas y su único aliciente era su familia y su gato Marco.
Situación actual
Actualmente se encuentra ingresado en el hospital por causa de un edema pulmonar, está vacunado y es Covid negativo. Está solo, aislado. Sus familiares no podemos verle ni hablar con él.
Sí, nos llegó un documento con la opción de solicitar videollamadas o llamadas telefónicas pero Emilio está sedado todo el día por lo que no es capaz de seguir una conversación telefónica ni una videollamada.
Emilio se encuentra sedado porque los médicos dicen que se arranca las vías, se saca la mascarilla y se pone agresivo. Pues es evidente y su reacción totalmente normal, ¿quién no se pondría así al no comprender dónde está, por qué y encontrarse lejos de sus familiares? Solo quiere volver a su casa.
Para poder saber cómo está, debemos apuntarnos en una lista para que el médico, cuando acabe su ronda diaria, llame a la persona referente y le cuente su evolución. Solamente puede contactar con una persona. Está bien, nosotros recibimos información pero Emilio no recibe ningún tipo de comunicación por nuestra parte.
Los médicos dicen que el tratamiento es largo y que permanecerá mucho tiempo ingresado. Es decir que Emilio estará solo, aislado, encamado, sedado, ABANDONADO durante semanas o hasta meses, si es que aguanta.
Muchos estudios demuestran que el aislamiento social favorece los estados depresivos. Emilio, aunque presenta un deterioro cognitivo moderado-avanzado, se da cuenta de sus limitaciones y lleva tiempo diciendo que “ya estoy listo” y que “ya me llegó la hora” por lo que se evidencia que ya no tiene motivación por seguir viviendo.
Entonces, ¿alejarlo de las personas que le quieren (su único incentivo para seguir viviendo) es la mejor solución?
¿Lo están curando o lo están acercando más a la muerte? ¿Sería una Muerte Digna?
En mi caso, llevo 6 meses sin verle por culpa de las restricciones de movilidad porque vivimos en provincias diferentes. Por fin, han levantado las restricciones y me sentía feliz por poder ir a visitarle y llevarle a su bisnieto de 10 meses, al cual, por suerte, pudo conocer en nuestra última visita. Pero quizás ya nunca podremos volver a verle, por lo menos vivo.
Sé que muchas personas se encuentran en una situación similar, por ello he decidido escribir y compartir este artículo para poner de manifiesto que con estas prácticas se están saltando algunos de los derechos fundamentales de las personas como son:
- Derecho a la información comprensible, suficiente y veraz.
- Derecho a la autonomía y capacidad de decidir.
- Derecho a la libertad.
La seguridad de las personas por el hecho de querer prevenir los contagios por Covid, no puede ir en contra de su derecho a la libertad.
La Fundación Pilares ha elaborado una guía para profesionales llamada “Ejercicio de derechos y deberes de las personas mayores en la vida cotidiana” (Descarga alternativa). En ella se cita literalmente “Si bien consideramos la seguridad como un elemento fundamental de los cuidados, su implementación no puede coartar su dignidad y su derecho a ejercer su voluntad como persona adulta. El derecho a la protección de la salud implica que como profesionales debemos empezar por favorecer el ejercicio de la libertad de decisión de las personas mayores que debe apoyarse desde la información, el acompañamiento y la escucha activa. Tanto en el nivel de las pequeñas decisiones vinculadas con aspectos preventivos del día como decisiones que sean de mayor trascendencia”.
Esta guía ha sido financiada por el Gobierno de España pero parece que todavía no se la han leído.
A mi abuelo: Gracias por educarme y enseñarme todo lo que sabes, cuidarme cuando era pequeña, por enseñarme valores, protegerme, quererme, aceptarme tal como soy, no juzgarme nunca. Gracias por ser el padre que nunca tuve. T’estimo.
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Montserrat Menéndez Tejero dice
Es muy triste que a los ancianos les este pasando esto, A un niño pequeño no lo ingresan solo, siempre puede estar su madre o su padre, ¿porque un anciano debe estar solo? En el hospital general de Sant Cugat y en el hospital Parc Tauli sé por la presidenta de ACFA que ella se negó a irse y dijo que no se movería hasta que la dejaran confinarse con su anciana, y en los dos casos así fue, la dejaron que se quedará con ella, en uno de los hospitales le subían la comida desde el servicio de cafetería y en el otro hospital la dejaban bajar a comer al restaurante. Así que somos nosotros los cuidadores los que debemos velar y pelear por ellos. Siento mucho lo que le está pasando a Emilio. Pelear por sus derechos y por su dignidad de morir si es el caso acompañado. Si en el caso de Emilio tuviese a una persona a su lado no haría falta que estuviera sedado.
Sonia Shah Llois dice
Gracias por tu comentario Montserrat.
Las medidas de seguridad respecto el Covid-19, no deberían ser incompatibles con el hecho de poder recibir un acompañamiento digno durante un proceso de enfermedad y/o muerte. Todas las personas deberían tener ese derecho y no debería hacer falta tener que reclamarlo pero viendo como está el panorama, debemos actuar, tal como hizo la persona del ejemplo que has expuesto. Enhorabuena por su logro.
Totalmente de acuerdo, si Emilio y muchas de las personas que padecen una demencia tuviesen a un familiar a su lado que pudiera transmitirles calma, confort, seguridad y afecto, no haría falta que estuviera sedado.
¡Seguiremos luchando!