¿EL CUIDADO ESTARÁ ASOCIADO AL GÉNERO?
La existencia de la mujer se construye en torno al “ser para otros” (Simone de Beauvoir)
Cuidadores: ¿Estará Asociado al Género ser Cuidador?
¿El cuidado de un familiar dependiente estará asociado al género?. Voy compartir mis 26 años de experiencia profesional en el área de Tercera Edad, trabajando con los abnegados familiares cuidadores, de personas dependientes, especialmente con demencias.
El caso es el siguiente: Llevo varios grupos de familiares cuidadores, en su mayoría mujeres, tanto esposas como hijas, nueras y en algún caso, hermanas y en algún grupo, actualmente también hay participación de hombres, principalmente esposos.
Lo que he ido observando en todos estos años (qué no son pocos) es que cuando el familiar cuidador es el esposo o un hijo, hay un reconocimiento social hacia éste cuidador, que no se da en el caso de familiares cuidadoras mujeres, a modo de ejemplo:
Cuidadora participante del grupo de familiares, hacia un compañero del mismo:
– Me encantaría tener un hijo o esposo como tú.
– Qué suerte ha tenido tu madre con tener un hijo como tú.
– ¡Qué mérito tienes!
Y en la calle, cuando un cuidador (hombre), se encuentra con algún amigo y le dice: “No puedo quedarme mucho tiempo, tengo que ir a hacer la compra y hacer la comida y después poner la lavadora…etc. Éste amigo, (buen amigo) le reconoce y valora el esfuerzo que hace, la atención y el buen cuidado que está prestando a su familiar y terminan la charla diciendo: “Menudo mérito tienes, yo no sé si podría hacerlo” ¡tienes ganado el cielo!.
Pues bien, mis queridas amigas y amigos, éste mismo trabajo, es el que hace cualquier otra compañera en el grupo de familiares cuidadores, sentada a la derecha o a la izquierda o la vecina del portal de al lado. Sin embargo, no tiene ese reconocimiento y valoración social, por parte de otras mujeres, ni se verbaliza de esa forma tan positiva y empática que se ha tenido con el compañero, ¡por el mismo cuidado!.
Y ¿por qué pasa esto?. En mi opinión estrictamente personal, porque desde que nacemos, a las mujeres se nos asigna un rol: Cuidadoras de la Familia, tanto de la propia, como de la extensa y además, las expectativas que la familia tiene, es que la hija, mejor que el hijo, “bañe a la madre” y no digo que no haya que hacerlo, sin embargo, cuando es el padre al que hay que bañar, no se espera que lo haga el hijo, se espera que también sea la hija quién lo haga.
Hay una extensa bibliografía sobre el tema de “la doble jornada laboral y sus consecuencias”, pero no ha frenado por ello el sufrimiento diario y al formar parte de la rutina, ese cansancio se hace invisible, se aguanta y se sigue para adelante. Para muchas mujeres, vivir agotadas acaba siendo una manera de vivir, de relacionarse con los afectos y cuando esto sucede, el cuidado se vuelve todavía más peligroso, porque la resignación se apodera de ellas.
También tengo que decir, en honor a la verdad, que esta situación, ha ido cambiando a lo largo de todos estos años, pero… ¡sólo un poquito! porque afortunadamente, ahora en el siglo XXI, hay más hombres cuidadores que hace unos cuantos años atrás. Pero además, cuando en el grupo, un esposo cuidador, refiere que ¡Ya no puede más! con la situación y que con todo el dolor de su corazón, ha tomado la decisión de ingresar (que no meter) a su mujer en un Centro Residencial, se siente apoyado y comprendido por todas sus compañeras y no se le juzga ni se le reprocha de ser un “mal esposo o un mal hijo”, todo lo contrario, le entienden su dolorosa decisión y se le habla con un lenguaje comprensivo y amoroso.
¡Por favor, valoremos por igual, sin distinción de género, el proceso de cuidar a un familiar dependiente!
(Gloria Martín Diez, GZ 00772)
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!