El Cariño y el Alzheimer
“Escribo esta carta porque me ha emocionado una experiencia que he vivido en mi barrio. Empezaré diciendo que mi Madre padece alzhéimer y que gracias a las magníficas personas que se dedican a atender y a cuidar a estos pacientes es más llevadero el dolor que provoca.
En el establecimiento de Eroski de la avenida Juan Carlos I de Zaragoza, yo estaba haciendo la compra, y la dependienta que me atendía no perdía detalle de una señora de edad que estaba tratando de conseguir de las estanterías una serie de productos que no podía encontrar.

Antes, mucho antes, cuando tú estabas cansada o cansado, te sentabas o te ibas a pasear para despejar tu cabeza y darle descanso a tu cuerpo. Y quedabas con tu gente para charlar y preparar un plan para el fin de semana. Pero desde hace unos cuantos o quizás muchos años, esto que para ti era ordinario, y entendiendo esta palabra, como algo diario, ahora que estás cuidando, ahora…es algo extraordinario, es decir, algo que muy pocas o ninguna vez lo haces.
Esta enfermedad fastidia mucho, porque no te puedes comunicar bien con un familiar con el que siempre lo has hecho sin dificultad alguna. Yo, a mi abuela, la noto más apagada que antes pero la sigo queriendo igual porque, aunque no sea como antes, en el fondo sigue teniendo el mismo corazón de oro que ha tenido siempre.