Consejos para el Cuidador
Serie Consejos Cuadernos de Enfermeria
Continuamos la serie de consejos que Susana Ruiz, diplomada en enfermería y miembro del equipo de profesionales de la Unidad de Diagnóstico de la Fundación ACE propone en la propia página promovida por la Fundación, FamiliaAlzheimer.org. En este caso abordan y tratan unos consejos vitales para los que somos cuidadores. No dejen de leerlos y releerlos.
Los cuidadores profesionales conocen bien las dificultades que suponen los cuidados de los pacientes con demencia y por ello pueden ayudar a que las familias aprendan a cuidar, conozcan los aspectos más importantes en el mantenimiento de la salud y no caigan en situaciones frecuentes de sobreprotección y agotamiento.
Aquí reflejaremos una serie de propuestas útiles para “cuidar al cuidador” con el objetivo de que su calidad de vida no se deteriore:
1. Es muy importante que el cuidador del paciente sepa reconocer que necesita ayuda, y que ello no le distraerá de su labor de cuidar sino que lo hará más eficaz.
2. Es necesario aceptar que las reacciones de agotamiento son frecuentes e incluso previsibles en un cuidador. Son reacciones normales ante una situación “límite”, pero que necesitan apoyo. Si se detectan estos signos/reacciones, no ocultarlos por no querer a asumir que «se está al límite de sus fuerzas», ni tampoco por miedo a no ser un cuidador excelente.
3. Se debe aprender a solicitar ayuda:
3.1- Solicitar ayuda a miembros de la familia. Ser capaz de delegar tareas a otros familiares cuando no se puede llegar a todo.
3.2- Solicitar ayudas sociales o externas. No temer acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) y/o a grupos de auto-ayuda de asociaciones de afectados por la Enfermedad de Alzheimer que resultan ser muy eficaces.
4. Solicitar información y formación adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad: evolución futura, posibles complicaciones, medicación, conocimientos prácticos para afrontar los problemas derivados tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente, etc. Todo ello favorece la sensación de control y de eficacia personal.
5. Marcarse objetivos reales y factibles a corto plazo en las tareas de los cuidados del enfermo. No mantener expectativas irreales (Ejemplo:»El enfermo no va a empeorar más de lo que está»), ni tampoco ideas omnipotentes sobre uno mismo (Ejemplo:»Voy a solucionar todos los problemas yo sólo»).
6. Mantenerse motivado. Autoreforzarse en los éxitos, felicitándose a uno mismo por todo lo bueno que va haciendo. No fijarse sólo en las deficiencias y fallos que se tenga.
7. No olvidarse de uno mismo y cuidar de su salud. Intentar tener espacios de descanso, dormir las horas suficientes y mantener una alimentación adecuada. Permitirse un merecido descanso diario o semanal, fuera del contacto directo con el enfermo.
8. Evitar el aislamiento de sus relaciones sociales habituales. Obligarse a mantener el contacto con amigos, familiares y gente de su entorno. Salir de la casa con otras personas, no quedarse encerrado. Los vínculos afectivos cálidos amortiguan el estrés.
9. Saber poner límite a las demandas excesivas del paciente. Hay que saber decir “no”, sin sentirse culpable por ello.
10. Planificar las actividades de la semana y del día. Establecer prioridades en las tareas, diferenciando lo urgente de lo importante. Decidir qué cosas no va a poder realizar con bastante probabilidad. La falta de tiempo es una de las primeras causas de preocupación.
11. Fomentar la independencia del paciente. Dejar que el enfermo de Alzheimer mantenga todas las actividades que puede hacer por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.
12. Hacer uso de Centros de día, Residencias para ingresos temporales, o personal contratado de asistencia domiciliaria o para tareas del hogar si la situación lo requiere.
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