El Antídoto al Alzheimer lleva collar
El Refuxio de Animais de Cambados acude dos veces por semana a Geriatros, en Ribadumia, para poner en práctica el método TAA y lograr respuestas e interacciones
Roi Palmás VILAGARCÍA/LA VOZ. 23/7/2010
Ponerle remedio al mal del Alzheimer todavía no está al alcance de la comunidad científica mundial, o eso es lo que se extrae de la triste realidad cotidiana de sus pacientes. Sin embargo hay tratamientos paliativos, que obtienen resultados positivos, que simplemente ponen los pelos de punta a los expertos en la materia.
Teresa, acompañada de Luis y con un cachorro, en Geriatros
FOTOS: MARTINA MISER
Cambados y Ribadumia se han empeñado en ponerse a la vanguardia en esta delicada lucha, y lo han conseguido. El Refuxio de Animais cambadés ha querido establecer un trabajo continuado y permanente con los distintos usuarios de la residencia de mayores de Ribadumia, Geriatros. El plan de trabajo que se pone en práctica recibe el nombre científico de TAA (Terapia Asistida por Animales) y se resume en que es una intervención donde un animal logra interactuar con una persona y establecer nexos y reacciones que no son habituales en ciertos estadios avanzados de enfermedades.
Entre los beneficios detectados destaca más y mejor conexión con el mundo real de los pacientes, la profusión de la interacción verbal y la no verbal y una ayuda práctica para salir de la introversión en la que suelen estar inmersos.
Olga (izquierda) sostiene a la perra Bella entre los brazos con Sara (derecha)
FOTOS: MARTINA MISER
La intención de Geriatros y del refugio, con Olga Costa a la cabeza, es que estas sesiones en las que perros y residentes se ayudan mutuamente se repitan dos veces por semana.
La máxima responsable de este albergue de animales de Cambados lleva acudiendo a la residencia dos años y entiende que aunque no se persigue un cambio específico en el comportamiento humano, sí se mejora la calidad de vida de todos los participantes en este programa asistencial.
A las órdenes de Bella
El auténtico motor de este programa es Bella, una perra cruce de retriever negra que tendrá ahora tres o cuatro años. Fue encontrada en el cementerio después de que la muerte se hubiese llevado a su dueño. Hoy en día es una auténtica joya de la raza canina y el baluarte de este programa terapéutico.
Junto a Bella estuvieron ayer dos cachorros de cocker que cuentan actualmente con un escaso mes de vida. Los tres se convirtieron en los animadores del que pudo haber sido un día cualquiera en la vida de Geriatros pero que se convirtió en una jornada que nadie, ni aquellos pacientes a los que el Alzheimer está azotando con más fuerza, podrán olvidar.
Sirva como mejor ejemplo lo que relató la propia Olga Costa tras el trabajo: «Hai un caso, dunha señora que nos últimos dous anos nunca a oira falar e onte, por vez primeira coñecinlle a voz». Es solo la punta del iceberg. Cualquiera que se acerque y pueda participar de estas sesiones terapéuticas se sorprenderá de cómo los residentes se comunican por pictogramas reclamando a los cachorros, como gente con escasa movilidad se vuelca en el cepillado y cuidado de los canes o como durante y después de cada ejercicio sus semblantes abandonan su estado habitual para iluminarse y aportarle más vida y sobre todo mejor calidad. No es la cura definitiva, pero el antídoto, lleva collar. Collar de perro.
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