El uso de algunos tratamientos no farmacológicos (TNF) contra el Alzheimer puede retrasar el desarrollo de sus síntomas hasta un año, según los resultados de una investigación internacional presentada ayer. El trabajo, coordinado por la Fundación Maria Wolf, demuestra los beneficios de estas terapias, lo que las hace susceptibles de ser prescritas por los médicos. “Actualmente no se prevé el desarrollo de una cura efectiva contra el alzhéimer a largo plazo, lo que enfatiza la importancia de este tipo de tratamientos”, explicó el neurólogo de la fundación Jordi Peña-Casanova.
Las TNF se refieren a “tratamientos sin intervención química, cuyos beneficios pueden ser demostrables científicamente y replicables en todos los pacientes”, explica el neurólogo Rubén Muñiz. Los investigadores analizaron 1.313 estudios y concluyeron que las TNF tienen un abanico muy amplio de efectos clínicos positivos.
De entre las 21 TNF válidas para el equipo, el estudio destaca el uso de las intervenciones multicomponente, que consisten en estimular varias partes del cerebro y del cuerpo de forma conjunta. Una parte de este tratamiento incluye la estimulación cognitiva basada en recordar la vida pasada y ejecutar problemas de cálculo y lenguaje. También hace referencia a la actividad física con ejercicios respiratorios, musculares y de equilibrio. “La combinación de estos tratamientos resulta más efectiva”, explica Muñiz.
Los efectos demostrables de las TNF “validan sus beneficios, lo que estimula a la generalización de su prescripción médica”, asegura Muñiz a Público. Si las TNF se aceptan como tratamiento contra el Alzheimer, “se podrá exigir a la administración pública que invierta en más centros de día para que los enfermos puedan recibir estas terapias”, alega el presidente de la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer, Emilio Marmaneu.
Fuente: mundoasistencial.com
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