Cincuenta y cinco enfermos de alzheimer de Valencia que forman parte del primer coro que hay en España de afectados por esta enfermedad han demostrado que el canto es la mejor terapia contra el olvido. Su experiencia se mostrará en un documental titulado Les veus de la memòria —nombre homónimo del coro—, que ha realizado Barret Films y que se exhibirá hoy a las 11,30 en el Teatro Rialto.
La película relata la historia del coro, desde su formación en noviembre de 2009 hasta el concierto que ofrecieron en el Palau de la Música, el 26 de septiembre, Día Mundial de Alzhéimer.
El coro surge a raíz de la iniciativa de la profesora de clarinete Patricia Rosaleñ que pensó que crear una agrupación de cantantes era el mejor proyecto que podía realizar para un trabajo de Integración Social. La directora de la Asociación de Familiares de Enfermos de Valencia (AFAV), Ana Morón, dio el visto bueno de inmediato y Patri se puso manos a la batuta.
Al proyecto se agregaron enfermos de fase uno, es decir aquellos que han perdido facultades —memoria y movilidad— pero que todavía reconocen a sus allegados. Su edad entre los cincuenta y los ochenta. La música les ha rescatado del aislamiento en el que les precipita la enfermedad del olvido.
«Empiezan a perder sus relaciones sociales y personales, se encierran en un mundo y se van aislando, pero el coro les ha ayudado a fomentar las relaciones sociales entre ellos y nosotros. Al principio, nadie hablaba y ahora cuando entro en la sala para ensayar todos comentan con todos».
Hasta el momento han participado en cuatro conciertos. «Les encanta cantar», destaca la directora que añade: «A lo mejor hay gente que no sabe como se llama pero sí sabe que es la hora de cantar, me reconocen y cuando acabamos el ensayo se despiden con una sonrisa, que no es fácil, porque con esta enfermedad se pierde todo». Ser miembro de un coro es apostar por aprenderse las letras. Como así ocurre porque Patri introduce canciones nuevas en inglés, valenciano, castellano, latín y euskera para trabajar la memoria inmediata. Con las canciones que reconocen trabajan la memoria remota.
La mayor parte de los coristas participaban en los talleres de musicoterapia que desde hace más de cuatro años imparte en AFAV el músico Salva Fito. «Es una terapia paliativa, con la música rescatan su identidad y sus recuerdos a través de las emociones que les despiertan las canciones; se acuerdan de con quien las bailaron y quieres eran en aquellos momentos; hay personas con afasia que no pueden hablar pero que cantan una canción perfectamente desde el principio al final».
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