Los clínicos que cuidan pacientes con EA deberían familiarizarse con y/o desarrollar listas de verificación que les ayuden a resolver sistemáticamente los elementos de cuidados de apoyo a los cuidadores que se requieren en estos Principios. Como mínimo, los clínicos deberían estar preparados para revisar tales listas de verificación y proporcionar actuaciones adecuadas de cuidados de apoyo, o para referir al paciente a clínicos que sean capaces de hacerlo, de la forma que puedan requerir las circunstancias.
Las áreas fundamentales de actuación son:
1. Educación de los cuidadores sobre todos los aspectos clínicos de la enfermedad, enseñandoles a saber pasar de su papel previo como familiar normal al de cuidador, a no discutir nunca con los enfermos, a saber identificar qué síntomas dependen de la propia enfermedad degenerativa y cuáles no… Y siempre sabiendo elegir qué método se adapta mejor a las cualidades de cada cuidador, y sin exceder de sus propias capacidades.
2. Enseñanza de habilidades para la resolución de problemas propios de los cuidados que están acometiendo.
3. Acceso a recursos (trabajadores sociales, fisioterapeutas, asistencia legal…).
4. Planificación a largo plazo (finanzas, preparación para cuidados en estadios más avanzados de la enfermedad, posible necesidad de institucionalización del paciente…).
5. Apoyo emocional (hay que velar por la salud mental y estado emocional de los cuidadores).
6. Respiro: casi todos los cuidadores necesitan ocasionalmente un respiro en sus obligaciones como cuidador, para lo cual pueden ser de ayuda los centros de día, aunque sea por unas horas. Es muy importante saber reconocer cuándo el cuidador necesita de estos repiros, antes de que esté quemado o sobrepasado, y los clínicos han de estar preparados para ofrecer el consejo más adecuado.
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