Los resultados obtenidos por un grupo de expertos del área de Biología Celular de la Universidad de Málaga (UMA), pertenecientes al CIBER de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED), en colaboración con investigadores de la Universidad de Sevilla (US), han traspasado las fronteras de la comunidad científica hasta alcanzar el ámbito empresarial.
“Hemos identificado biomarcadores de la progresión de la enfermedad que actualmente están siendo utilizados por la industria farmacéutica para hacer el screening de sus fármacos contra el Alzheimer”, asegura la investigadora responsable, la doctora Antonia Gutiérrez. “Para nosotros es sumamente satisfactorio saber que se están haciendo estas pruebas basándose en resultados de nuestro trabajo y es lo que nos motiva a seguir adelante”, subraya.
Los biomarcadores identificados son dos neuropéptidos (somatostatina y neuropéptido Y) expresados por un subtipo de interneuronas hipocampales que están implicadas en procesos de memoria y aprendizaje, y que son muy vulnerables en el Alzheimer. La comunidad científica se hizo eco de este hallazgo en 2006 publicándolo en la revista ‘Neurobiology of Aging’ de ese año.
También llamadas neuronas de asociación, las interneuronas hipocampales son las encargadas de establecer nexos de unión entre las neuronas del hipocampo cerebral. Los neuropéptidos son moléculas similares a las proteínas, aunque de menor tamaño, que actúan en el cerebro como estimulante y también como inhibidor.
Desde que comenzaron a trabajar en esta línea a principios del 2000, estos investigadores analizan los mecanismos celulares y moleculares de los procesos neurodegenerativos asociados al Alzheimer para identificar biomarcadores y dianas terapéuticas que puedan ayudar en el desarrollo de nuevas estrategias de intervención. Para llevarlo a cabo han contado con la financiación de proyectos del Instituto de Salud Carlos III, organismo público de investigación y de apoyo científico adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación.
Estos investigadores han fijado su interés en la neuroprotección durante el desarrollo de la enfermedad. “Analizamos los daños neurodegenerativos, la muerte de neuronas, en las fases más tempranas porque es en ese punto donde se podría conseguir una terapia mucho más efectiva. Nuestro interés es intentar proteger”, afirma Antonia Gutiérrez.
Pero para prevenir es necesario conocer en profundidad esta fase inicial de la enfermedad, tarea que incluye identificar los mecanismos moleculares y celulares así como determinar la bondad del modelo para, posteriormente, trasladar toda esa información básica en posibles biomarcadores y dianas terapéuticas.
La importancia de buenos modelos animales
Hasta el momento, la investigación efectuada por estos expertos se centra en modelos animales y muestras humanas. Concretamente, utilizan modelos animales transgénicos, modificados genéticamente para que desarrollen la enfermedad, aunque también trabajan con muestras humanas procedentes del Banco de Tejidos para Investigación Neurológica (BTIN) de la Fundación CIEN.
Los animales utilizados expresan el gen humano mutado que produce el Alzheimer familiar, que representa un 5% de los casos. Estos modelos también desempeñan una importante labor en el conocimiento de la progresión de la enfermedad. “Podemos conocer incluso cómo se inicia el Alzheimer, algo que no se puede saber en los humanos, pero sí en un animal que sabes que va a desarrollar esta enfermedad. De este modo podemos irnos a edades muy tempranas y ver qué cambios hay en las fases primeras”.
Somos información
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!