Cien Versos Contra El Alzheimer
Pepe Callejón (junio 1973 en Dalías) se manifiesta en diferentes facetas artísticas. Tras finalizar sus estudios de arte dramático en la Escuela Superior de Arte Dramatico de Málaga, ha participado en montajes de teatro infantil como actor y como monitor, y ha sido galardonado en el Certamen Nacional de Declamación Albox 2007 por su interpretación del monólogo «Ay mísero de mí…» de Calderón de la Barca.
Como músico, se ha manifestado en concursos a nivel regional andaluz, y ha autoproducido varios discos, el del musical cabaretero «Trampagos» (2003), y del single «Peregrino» (2005), balada gospel considerada ya la mejor canción dedicada al Santo Cristo de la Luz.
Actualmente prepara la produción del videoclip de este himno para fines benéficos en varios idiomas, que será su tercer trabajo como productor y realizador de audiovisual tras haberse proyectado los videoclips de sus temas «Siempre te amaré» y de «Alba de San Juan» en los teatros de El Ejido y de Vicar, videos expuestos ahora a todos los públicos en Youtube.
Desde 2007, divulga sus inquietudes como diseñador, redactor y maquetador del fancín El Bergantín, como poeta y también como locutor de los podcasts de Radio Bergantín (radio de poetas amigos hispanoamericanos) en la página Web Bergantinopla (www.revistabergantin.blogspot.com)
Descripción: Pepe Callejón les dedica a todos los enfermos de Alzheimer del mundo, «Estela de una Mariposa«, poesía que lleva al Santo Cristo de la Luz.
Estela de una Mariposa
Siguiendo a una mariposa,
manos al cielo extendía
con mímica sigilosa
de ilusa, que simpatía.
Sucedía en huerto precioso,
rinconcito de Alpujarras,
bajo un cosmos celestoso;
trovas coreaban chicharras.
Como en tardes septembrinas,
cerca del Pecho Cuchillo,
sol repartía a colinas
el veranillo membrillo.
Tal vez dejó encandilada
su luz a la juguetona,
que perseguía ensimismada
a sisellita quimona.
Desde el jazmín al rosal,
del rosal al limonero,
del limonero a un parral,
y entonces buscó romero.
Detrás de alillas pecosas,
las manos ella extendía,
fragancia ofrecían de rosas,
tan linda era fantasía…
Llenos de limbo sus ojos,
dejó acullá la morada;
si hubo traspies con «matojos»,
la escena no es declamada.
Sólo a infeliz botarate,
oculto un sapo la veía
desde encima del balate
que delante de lago había.
La bella parsimoniosa
atravesaba plazuela;
por cuesta anduvo afanosa
pasando antes callejuela.
Muy pronto oscurecería.
-¡Regresa!-le gritó grillo.
-Qué traviesa- le decía
galán de noche al tomillo.
Y errante tras palomilla
de color de cal de ermita,
bebió de la maravilla
que exhibía fuente chiquita.
Y el pilla-pilla siguieron,
y al murallón se acercaron
de basílica, y corrieron
cuando los cielos tronaron.
La ninfa voló al instante
a cueva de ese edificio;
en cambio, la delirante
no podía sortear bullicio.
Dentro del pórtico, asidos,
devotos halló agolpados;
llorosa se cubria oidos
bajo retumbos izados.
Temblando se salvó a ocuras
de estruendos estrepitosos
su sino con desventuras
y de tropiezos premiosos.
Después de que umbral cruzara,
amparo le dio un jesuita,
que presto, le prestó vara
de peregrina visita.
Y a paso espiritual,
cobijada ya entre el gentío
dentro de la catedral,
de otoño tuvo escalofrío.
Capilla vio, y a madera
se abrazó al fin de un banco,
que, exhausta, acabó carrera.
¿Y el lepidóptero blanco?
Con los pies adoloridos,
percibió aroma de nardos,
junto a búcaros floridos
brisas de mecha y petardos.
También derretir de cera
de candelillas olía,
gente descalza en hilera
o en procesión las traería.
Y así, el solemne murmullo,
e incienso que almas perfuma,
de alivio servían y arrullo,
y ahí traspasó la bruma.
Soñó que era otra vez niña
con su abuelito de paseo
por la marina campiña,
y albores de veraneo.
Las blancas velas surcando,
nácares, caracolas,
corales, o chachareando
barquito hasta el rompeolas.
En un santiamén, campanas
Imagen Santa avistaron,
tras luminarias fontanas
sus costaleron la alzaron.
Permaneció acurrucada
la anciana, y la mariposa
olía a romero, a cañada,
al arroparle mimosa.
Para no olvidar a quienes
ya no nos pueden recordar.
RESEÑA
Con motivo del Dia Mundial de lucha contra el Alzheimer establecido en el 21 de septiembre, presentamos “Estela de una mariposa”, poesía que su autor daba a conocer en 2008, aprovechando que el Día del Alzheimer cayó en el Tercer Domingo de septiembre, Día Grande de las Fiestas del Cristo de la Luz.
El Poeta la declama desde Radio Bergantin, radio de los poetas, y la ofrece a todos los públicos en una grabación facilitada por Ivoox. En su recitado, se caracteriza de anciano indio para conseguir una atmósfera contemplativa, más oriental que occidental, en la que se personifica a la mariposa, al sol, a las chicharras, al sapo, a la fuentecilla, y hasta hablan un grillo y un galán de noche.
José Callejón exhibe su arte dramático recitando, y su conocimiento de la dramaturgia deshojando una historia que sucede a la vez que la Procesión del Cristo de la Luz, en una atmósfera enigmática y a la vez enternecedora, y que él sitúa en callejones y plazoletas de detrás de la iglesia de Dalías, durante los instantes más emotivos de un tercer domingo de septiembre de nuestra época.
El poeta de Dalías usa palabras sencillas para recrear el paisaje alpujarreño, el clima propio de septiembre, los colores, los aromas, así como el fervor religioso de la procesión bajo miles de cohetes lanzados al cielo, en 25 cuartetas, o lo que es lo mismo, 100 versos octosílabos con rima total o consonante, que culminan con un final muy plácido, en el que se dilucida la edad de la protagonista, tras la ambigüedad mantenida desde el principio del poema suscitada por la infantilidad y la inocencia de perseguir a una mariposa que nos va guiando a todos hasta la iglesia de la aldea.
Otro de los elementos que hacen de Estela de una Mariposa el poema más grande dedicado al Cristo de la Luz no sólo desde un prisma espiritual y místico, sino también en el aspecto técnico, es que la poesía describe exactamente el recorrido que la anciana hace desde la Residencia de la Tercera Edad del pueblo, hasta la catedral o basílica daliense, que es como josecallejón llama al templo en varias metáforas.
Durante el recorrido, la mariposa deja apuntes y pistas muy significativas, tan populares como su paso junto al balate del «Lago de Johny», o junto a la fuentecilla de «La Plazoleta de la Piedra», mostrados en un mapa google interactivo con vista de satélite, en el blog o web www.revistabergantin.blogspot.com, que incluye, estrofa a estrofa, todas las referencias. con marcas y fotografías realizadas por el propio Pepe Callejón.
La poesía nos cautiva al más puro estilo cinematográfico, como es el caso de la devoción que la anciana siente por San José María Rubio (1864-1929), aunque ella ya no se acuerde… De ese modo, José A. Callejón, también homenajea al jesuita almeriense canonizado en 2003, y lo hace mostrándole, como a él le gustaba proceder, inadvertido entre el tumulto. Pues, bajo el Pórtico del Callejón de la Iglesia, sólo le ve, casi como un destello, la anciana, asustada por el estruendo de los cohetes que anuncian la Salida del Cristo de la Luz por el Pórtico Principal, (justo después de que la mariposa se cuele entre la gente).
Después de ser acogida por la figura caritativa del Santo, introducido como personaje secundario en el poema, la mujer encuentra abrigo en un banco de la Capilla que hoy venera al Padre Rubio, en ese mismo tramo del panteón; entonces, la poesía aumenta la intensidad con otro recurso de cine, ya que durante el bello sueño de la viejecita (exhausta por la caminata) descrito en tan sólo ocho versos,
ya han transcurrido las tres horas y media que duró la procesión, y el Cristo de la Luz se aproxima de nuevo a la iglesia traído por sus costaleros…
Llegan los instantes más emocionantes. Mientras la anciana sueña, el poeta hace converger delirio y realidad; y lo hace describiendo una orilla del mar con una escena de la niñez, en donde un barquito retorna al rompeolas, a la vez que el Cristo de la Luz va subiendo las escalinatas de la iglesia de Dalías, anunciado por el repique de las campanas.
La anciana permanece acostada en el banco de la capilla, a varios metros del Cristo de la Luz, sólo apreciada por los lectores o los oyentes del recitado, y es arropada por la mariposa, que regresa envolviéndonos de paz y de olor a romero.
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