Presidió Nabisco en su fusión con Standard Brands, origen de la mayor compañía de productos de consumo de EE UU
Robert Schaeberle sabía desentrañar los números y por eso defendía que cualquiera que aspirara a gestionar una compañía debía estar formado en finanzas. Y haciendo cuentas, entendió que para expandir el negocio de Nabisco, lo mejor era fusionarla con Standard Brands. Eso fue en 1981, una operación que marcó su carrera y que acabó desmembrando la compañía. El ejecutivo estadounidense murió el 29 de septiembre, a los 88 años. Padecía alzhéimer.
Como consejero delegado de Nabisco, conocida en todo el mundo por la galletas Oreo y Ritz, se convirtió en el portavoz de la industria alimentaria. Pensaba que tenían que ser las propias firmas del sector las que debían ser responsables de la salud del consumidor, y no limitarse a colmar sus deseos.
Escaló posiciones hasta, en 1973, ser designado presidente y consejero delegado del grupo alimentario, que por aquellos años llegó a estar entre las 20 compañías mejor gestionadas en EE UU.
Schaeberle nació en Newark (Nueva Jersey). Se graduó por la Universidad de Dartmouth tras servir para la fuerza naval estadounidense en la II Guerra Mundial. Él mismo contó en una entrevista que durante sus estudios eligió National Biscuit -el germen de Nabisco- como ejemplo en uno de sus trabajos. Allí empezó a trabajar en 1946.
Schaeberle era un ejecutivo de tiempos muy distintos a los actuales: su oficina no tenía puertas, la empresa no puso a su disposición un coche corporativo, ni mucho menos le pagó el abono de socio del club de campo.
Su trayectoria marchaba sobre raíles hasta que en la ecuación entró Ross Johnson, que impulsó la fusión con Standard Brands, con lo que la historia de Nabisco dio un vuelco radical. El ejecutivo pasó de líder indiscutible del grupo alimentario a aceptar y seguir los designios del nuevo presidente.
Durante los años sucesivos, le ayudó a preparar la puesta en manos de la tabaquera RJ Reynolds, que pagó 4.900 millones de dólares en 1985 por Nabisco Brands. Nació así la mayor compañía de productos de consumo de EE UU, con una ventas superiores a los 19.000 millones. La marca pasó luego a manos de KKR, de Phillips Morris, y ahora la controla Kraft Foods.
La figura de Schaeberle, como describe el libro que relata la caída de Nabisco, quedó eclipsada por la sombra de Johnson, que tenía un estilo más agresivo de gestión. El ejecutivo dejó la compañía en diciembre de 1986 para jubilarse. El libro relata que le partió el corazón ver la compañía totalmente desmembrada, hasta el punto de que se le saltaron las lágrimas.
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