Consejos para sobrellevar esta nueva situación y afrontarla de la mejor manera posible:
• Los sentimientos de tristeza son normales y comprensibles, no significa ser dèbil ni debemos sentirnos culpables por ello.
No sirve de nada intentar olvidar o no sentir, porque las emociones siguen ahì y tarde o temprano van a salir, quizàs de una mala manera. Es importante compartir sentimientos y pensamientos, tanto positivos como negativos y no acumular dentro, sino facilitar el desahogo.
Si nos guardamos todo, es un efecto “olla a presiòn” que tarde o temprano va a explotar de una manera poco deseada, con síntomas psicosomáticos (sarpullidos, vòmitos, ùlceras, diarrea, dolor de cabeza, depresiòn, ansiedad…).
• Centrarnos en lo que podemos hacer, y no pensar demasiado en lo negativo, en lo que no podemos hacer ni està en nuestra mano.
• La falta de sueño suele ser un problema frecuente en los cuidadores debido a la intranquilidad de si estarà bien el familiar o si necesita atenciones nocturnas. Sin embargo, no debemos descuidar nuestras horas de descanso.
• Evitar el aislamiento, manteniendo las relaciones sociales con familiares y amigos, realizando actividades que nos gustan…
• Cuidar la alimentaciòn comiendo de forma variada: cereales, verduras y frutas, productos làcteos, carnes y pescados.
• Establecer rutinas diarias es muy necesario para una persona con demencia ya que simplifica la vida diaria, organiza y evita una toma constante de decisiones.
• Es importantìsimo pedir ayuda, no debemos intentar abarcar en la totalidad el cuidado de nuestro familiar ni ser “super-cuidadores”.
Debemos aceptar que cada uno tiene sus limitaciones. Èsta ayuda puede ir desde un familiar o vecino, una persona contratada para el cuidado, hasta un profesional de la psicologìa, una asociaciòn de familiares de enfermos de Alzheimer o el uso de redes sociales, que nos ayudarán a encontrar una gran tranquilidad y comprensiòn.
• Aceptar a nuestro familiar tal y como es, no tal y como era, ni tal y como deberìa ser. Y sobre todo, conservar el sentido del humor, ya que la risa nos ayuda a relajarnos y liberar tensiones, consiguiendo una sensación de bienestar.
Escrito por Cristina Pérez Simón (blog infoelder)
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