MARISOL LÓPEZ
Tan importante el olvido
A propósito de su último libro, «Eres tu memoria», el doctor Luis Rojas Marcos viene a asegurar que el olvido es tanto o más importante que el recuerdo, porque sin esa capacidad que permite hacer limpieza periódico del disco duro de nuestro cerebro tampoco sería posible fijar en él los momentos que, para bien o para mal, marcarán nuestro devenir.
Y en la mayoría de las ocasiones, dicha capacidad se presta a la trampa, puesto que cualquier vuelta atrás a través de un arma tan subjetiva suele utilizar un tamiz por el que los seres humanos logramos extraer de cada experiencia solo lo mejor de lo vivido, desechando aquello que podría enturbiar el falso dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Nos gusta recordar, según Rojas Marcos, porque todo el mundo guarda dentro de sí la certeza de que en algún instante de su vida fue feliz. El pasado viernes, en la Biblioteca pública de Zamora, José Luis González Vallvè presentaba un librito de memorias de infancia y adolescencia, sacado de un diario en el que se acumulan los recuerdos.
Al calor de la nostalgia (nostalgia positiva, se encargó de remarcar el autor) se reunió un grupo variopinto que revivió durante el acto años seguramente difíciles ahora transformados en anécdotas que se han ido acomodando en los rincones del banco de recuerdos personales de cada cual. Y todo lo negro que rodeaba aquella encorsetada sociedad de los años 50 que retrata el libro es visto hoy como algo inofensivo, como las películas de Cassen y Gracita Morales, hasta el punto de que sería fácil imaginar dichos recuerdos en blanco y negro.
Pero, efectivamente, somos nuestra memoria, nuestra vida se construye sobre la información que vamos almacenando y desechando en cada experiencia vital, aunque tendemos a quedarnos con lo más bonito por tristes que sean las circunstancias. Lo dice muy bien Serrat cuando canta a Lucìa: «Tus recuerdos son cada dìa màs dulces, el olvido solo se llevò la mitad».
Esa mitad incluye lo màs amargo, por eso casi no existen muertos a los que no se les pueda atribuir alguna virtud en vida, aunque se les considerara seres detestables cuando se paseaban en el màs acà.
Esa es otra cualidad que, seguramente, nos ayuda a sobrevivir como especie.
Tan importante el olvido, sì, excepto cuando esa capacidad degenera en desorden. Tan importante la memoria, que el doctor defiende con ènfasis la posibilidad de que los enfermos de Alzheimer puedan decidir su final antes de que sus recuerdos sean engullidos. Antes de dejar de ser quienes son, porque con la memoria han perdido su propia identidad. Y sì, nadie deberìa condenar a un semejante a vagar eternamente por un valle de sombras sin un candil que ilumine, siquiera de forma tenue, el final del camino, antes de ser, definitivamente, memoria.
La opinión de Zamora
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!