El poeta escribe con sus dardos de fuego en la diana, mezcla de dolor baldìo a la luz de las velas exangües. Entretanto las almas duermen desvalidas en un desvàn de desencuentros por la memoria, mientras que la muerte con su guadaña nos acecha en cada esquina, robàndonos la presencia del ser o no ser.
Pronto los recuerdos en la noche seràn meras quimeras, y tù, poeta desdeñoso de evocaciones enfermo desvariado, no me nombraràs por miedo a la verdad cruel, pero verìdica. No quiero decirte con palabras sin ser cruel de realidades, no quiero nombrarte por defecto… sin efecto.
Pero la realidad es tan brutal como parece… hasta que aparece. Y aunque me de miedo enunciarte palabra ya maldita, ‘Alzheimer, Alzheimer, Alzheimer… siempre ese maldito Alzheimer‘ que me acongoja y que tanto temo.
Es el trastorno de los recuerdos que se van perdiendo en la penumbra, muy lentamente te anula, te aniquila en el vacío, en un espacio baldìo de tiempo y sin medida.
Mi pregunta estarà pues, en pos del viento, mientras tenga algùn recuerdo en esa mente el anciano-a desorientado-a.
¿Serà por eso que ya ha perdido su identidad humana… y sòlo es un ser que gravita en el espacio, sin tiempo ni medida?.
¡¡OH DIOS!! Por favor cubreme con tus gusanos y miserias todo el cuerpo, deja mi calavera en una fosa honda y muy profunda. Pero no me vacìes la memoria, secando mi cerebro o mis neuronas.
Dèjame ser simplemente un triste humano, con mis recuerdos y mis vivencias, recordando aquellos momentos ùnicos en mi vida. Quiero llegar a ser escuetamente un viejo-a achacoso-a hasta el final de su existencia, pero con sustancias o recuerdos arraigados en su memoria.
MORIMÓ
(Dedicado a dos familiares entrañables que ya no tengo)
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