Afecciones pulmonares y al corazón son enfermedades comunes relacionadas a la contaminación atmosférica.
Actualmente estudios la han relacionado a trastornos cerebrales, aunque no han sido confirmados por la comunidad cientìfica.
Recientes estudios estadounidenses ligan la contaminaciòn atmosfèrica a enfermedades cerebrales como el Alzheimer y el Parkinson. El Departamento de Neurociencia de la Universidad de Ohio realizò un estudio con roedores expuestos a partìculas contaminantes y concluyò que podrìan afectar al cerebro, especialmente las zonas concernientes al aprendizaje y la memoria.
La investigaciòn, realizada en conjunto con la Universidad de California, fue difundida en diversos medios internacionales y nacionales. En un diario nacional, la autora del estudio, Laura Fonken, dijo que “los resultados sugieren que la exposiciòn prolongada al aire contaminado puede tener efectos visibles y negativos en el cerebro”.
La neuròloga del Hospital Salvador, Marìa Consuelo Burgos, afirma que, si bien los factores de riesgo medioambientales podrìan asociarse a las enfermedades neurològicas, no hay estudios que confirmen que dichos riesgos puedan producir daños de forma aislada.
Archibaldo Donoso es neuròlogo jefe del Departamento de Neurocirugìa del Hospital Clìnico de la Universidad de Chile y miembro fundador de la Corporaciòn Alzheimer Chile, y refuta que exista relaciòn directa entre la contaminaciòn atmosfèrica y esta enfermedad.
“Si uno estudia las causas probables de la enfermedad del Alzheimer, se han descubierto una serie de factores, como factores inmunològicos, del efecto del beta amiloide, de la proteìna tau, etcètera, pero los tòxicos ambientales no parecen tener importancia”, declara Donoso.
“Sin embargo, si pueden existir problemas cerebrales asociados a la contaminaciòn”, aclara el doctor, “hay una serie de productos quìmicos, como el plomo, el manganeso o el arsènico que pueden provocar daño cerebral, pero se trata de una afecciòn tòxica distinta a las enfermedades del Parkinson o el Alzheimer”.
Una de estas afecciones tòxicas fue la llamada locura mangànica hace media dècada atràs, producida por la exposiciòn directa de los obreros con el manganeso en dichas minas en el norte, principalmente en la regiòn de Coquimbo. Las malas condiciones higiènicas de las minas de manganeso provocaron en los obreros sìntomas como parkinsonismo, pèrdida de agilidad, de memoria y una serie de sìntomas asociados al delirio. Sin embargo, de “la locura mangànica”, existen actualmente pocos antecedentes en la prensa y en la literatura nacional.
Otro caso emblemàtico de problemas cerebrales asociado a la exposiciòn a metales tòxicos es el de los niños de la Escuela la Greda de Puchuncavì, quienes han presentado trastornos del aprendizaje luego de estar expuestos a contacto con arsènico y plomo.
“La presencia de plomo produce daño neuroconductual y deja secuelas reproductivas. Hay trabajos muy interesantes que muestran que hay una correlaciòn entre el nivel de plomo en la sangre de los niños con la cantidad que hay en el suelo. Ademàs hay una correlaciòn en las escuelas especiales para los que tienen dèficit de aprendizaje que son mucho màs frecuentes en aquellas partes que están contaminadas por plomo”, declarò el doctor y acadèmico de la Universidad de Chile Andrei Tchernitchin, especialista en toxicologìa.
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