Te miras al espejo y no te ves,
te escondes detrás de tu reflejo.
Te suplanta un extraño;
Tus manos no son tuyas,
ni tu cuerpo es tu cuerpo.
Eres la triste sombra que divaga
recluida en un rostro ceniciento,
estás aquí y no eres tú,
eres la playa desolada, sin recuerdo.
Tú que fuiste el cobijo y el reposo,
donde anidamos todos en tu pecho,
hoy vives sumergido
al fondo de ti mismo,
barco varado entre la arena,
pájaro herido y sin vuelo.
Frágil como un temblor,
habitante vencido,
huyes despavorido de tus miedos.
La noche se desata y socava tu memoria
y ahí al fondo estás tú,
las pupilas perdidas,
en medio del silencio.
Y ¿sabes? Por mucho que te busco,
yo tampoco te encuentro.
Somos información
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!