Fernando Maestú, investigador y profesor de la Universidad Complutense de Madrid
Neuropsicòlogo, experto en magnetoencefalografìa, una tècnica de neuroimagen que mide la actividad cerebral a travès de la detecciòn de los campos magnèticos del cerebro y su aplicaciòn para el estudio del Alzhèimer.
En la conferencia ‘El enigma de la memoria humana‘, impartida en CaixaForum, expuso los conceptos bàsicos de la organizaciòn cognitiva y anatòmica de la memoria humana.
Pregunta.– Memoria o memorias ¿Cuàntas tenemos?
Respuesta. La memoria no es una entidad ùnica, existen diferentes tipos. Tenemos memoria a corto plazo y a largo plazo, y èstas a su vez se dividen en muchos otros subtipos que estàn localizadas por diferentes zonas del cerebro. Manejamos poca informaciòn a corto plazo y podemos manipularla poniéndola en relaciòn con la que tenemos a largo plazo. En este ùltimo apartado tambièn hay subsistemas de memoria diferentes, uno que denominamos consciente o explìcito –sobre las cosas que sabemos que sabemos– y otro completamente distinto, el implìcito o no declarativo, del que no tenemos conciencia, por ejemplo yo no sè còmo se monta en bicicleta, sè que puedo hacerlo, pero si tuviera que explicar con cuàntos grados se da una curva o cuànta fuerza tengo que aplicar a los pedales difìcilmente lo podrìa explicar.
Las personas con amnesia pierden la capacidad de asimilar nueva informaciòn consciente o declarativa, pero pueden seguir aprendiendo la de tipo implìcito.
La memoria explìcita o declarativa que es la que tenemos para los hechos autobiogràficos –memoria episòdica– y para los conocimientos generales del mundo –memoria semàntica–. La primera me da el sentido de identidad, (quien soy, de dònde vengo, a dònde voy). Nuestra autobiografìa es probablemente el sistema de memoria màs evolucionada que tiene nuestra especie frente a otras. La semàntica incluye todos aquellos conocimientos generales que no implican el recuerdo de sucesos concretos, por ejemplo, sè que un bolìgrafo se denomina bolìgrafo, pero no me acuerdo cuàndo ni dònde lo aprendì.
Todas estas distribuciones de subtipos de memoria tienen un sentido adaptativo. Podemos perder uno y conservar todos los demàs.
P.– ¿Existe la amnesia total?
R. No existe. Siempre quedarà algùn subtipo o sistema de memoria preservado frente a otros màs dañados. Por ejemplo, los que denominamos amnèsicos totales pueden aprender de manera implìcita con la memoria inconsciente. En estos pacientes la informaciòn està disponible, pero no tienen acceso a ella. No son conscientes de tenerla. Este es el problema fundamental.
La amnesia es un trastorno severo que puede estar producido por diferentes causas, desde un traumatismo craneoencefàlico a un ictus, pasando por una epilepsia mesial temporal. Generalmente, hay una pèrdida en la capacidad de aprendizaje y tambièn un olvido de parte de la informaciòn de, aproximadamente, unos cinco años antes del suceso que la provocò. Las personas con amnesia pierden la capacidad de asimilar nueva informaciòn consciente o declarativa, pero pueden seguir aprendiendo la de tipo implìcito. Cuando se descubriò fue muy importante porque se les dio la oportunidad de aprender cosas nuevas. Este trastorno es muy diferente al que aparece en las pelìculas. En la amnesia cinematogràfica se suele perder toda la informaciòn de la vida y se aprenden cosas nuevas y, esto sòlo se da en casos muy raros, como el de la amnesia psicògena, debida a trastornos psìquicos.
P.– ¿Dònde estàn las memorias?
R. No hay sitios en los que podamos decir «aquì se localiza una y aquì la otra». Para no ser tan vulnerables el cerebro ha distribuido la informaciòn en redes. Es algo parecido a lo que sucede en Internet; si nuestros ordenadores fueran dos neuronas dentro de la red global, si se estropearan podrìan sustituirse sin provocar daños.
P.– ¿Es fiable la memoria?
R. Es el sistema cognitivo màs falso que tenemos. Para empezar, no almacenamos la informaciòn tal y como la vivimos, primero la pasamos por un filtro de informaciòn emocional, comparando lo que conocìamos con lo nuevo, lo que nos lleva a distorsionar el evento en el mismo momento en el que lo estamos viviendo. Por economìa cognitiva nuestra memoria es eminentemente asociativa y tiende a unir cosas semejantes y a sobrescribirlas. Es como cuando saco un texto de Word del disco duro y lo reescribo; el programa me pregunta «¿quiere usted sobrescribir?», pues eso mismo hace continuamente la memoria.
Existe un 90% de probabilidades de que el primer recuerdo de nuestra vida sea falso, pero, a pesar de no ser un sistema fiable, es adaptativo porque es capaz de almacenar mucha informaciòn relevante permitièndonos vivir con una identidad. Esto sucede sobre todo con la memoria autobiogràfica, la semàntica –conocimientos generales que tengo sobre el mundo– o la implìcita son màs fiables.
P.– Y ¿los que lo recuerdan todo?
R. Existe un trastorno de memoria, la hipermnesia, –que es el extremo opuesto al de la amnesia–, aunque mucho màs raro, en el que se almacena absolutamente toda la informaciòn. Tenemos unos 100.000 millones de neuronas con millones de conexiones cada una y ese es nuestro lìmite, nuestro cerebro es un procesador con un tope y el olvido es necesario, cuando no se produce tenemos un grave problema.
P.– Y ¿el ‘Déjà vu’ o la sensaciòn de haber vivido algo?
R. Son fenòmenos de familiaridad. Si una persona tiene la sensaciòn de haber vivido anteriormente una situaciòn es porque se parece a otra que està almacenada en su cerebro. Como este òrgano trabaja con asociaciones cuando tenemos la informaciòn de algo semejante a lo que estamos experimentando en ese momento, lo sentimos como vivido, incluso pensamos que podemos llegar a predecir lo que sucederà a continuaciòn. Se trata de una fabulaciòn de nuestra memoria porque los eventos no tienen porque ser iguales. Se denominan paramnesias y pueden sucedernos a todos, aunque hay personas que debido a trastornos, como pueden ser las epilepsias del lòbulo temporal, las sufren de manera patològica.
P.– ¿Què sucede con la memoria en el Alzheimer?
R. Existe un proceso neuropatològico debido a la acumulaciòn de la proteìna beta-amiloide y la fosforizaciòn de la proteìna Tau, ambas alteran la normal conectividad. Otro rasgo caracterìstico es la pèrdida de sinapsis, y todo junto lleva a la incapacidad progresiva de procesar informaciòn, desconecta àreas del cerebro y la red no trabaja de manera eficiente. La pèrdida de memoria es uno de los sìntomas que despiertan alarma, pero hay que tener mucho cuidado porque no siempre que existe un problema de memoria està relacionado con el Alzheimer.
P.– ¿Puede detectarse? ¿Con què tècnicas trabaja?
R. Se estàn invirtiendo muchos recursos en la detecciòn precoz de la enfermedad, porque si se descubriera algùn fàrmaco o vacuna, necesitarìamos sistemas diagnòsticos biomarcadores que nos permitieran predecirla. Nosotros concretamente trabajamos con una tècnica denominada magnetoencefalografìa que registra los campos magnèticos emitidos por las corrientes elèctricas del cerebro. Lo bueno es que permite establecer la conectividad funcional entre las regiones cerebrales y por tanto detectar alteraciones. No es invasiva, sòlo mide lo que de forma natural emite el cerebro. Si esta informaciòn se combina con otras, como la genètica, tècnicas de neuroimagen y la evaluaciòn neuropsicològica de los sìntomas cognitivos tendremos una baterìa amplia para realizar predicciones de manera màs segura.
Fuente | El Mundo.
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