¿Y si vivimos todos juntos?
Direcciòn: Stéphane Robelin
Intèrpretes: Jane Fonda, Géraldine Chaplin, Daniel Brühl
Producciòn: Francia-Alemania, 2011. 96 min. Comedia.
Dumas (hijo) opinaba que la «vejez no podría soportarse sin un ideal o un vicio». Ambos elementos conviven en esta comedia, aparentemente previsible, pero con sorprendentes giros en su historia. Soledad, vejez y enfermedad son temas que el cine suele transformar en comedias disparatadas o dramones de envoltorio tampoco nada original.
Aproximarse al mundo de la tercera edad (o la cuarta: las fronteras son difusas) exige tacto, ironìa, amor sin falsa ternura y sentido crìtico. Asì ocurre en este segundo largometraje escrito y dirigido por el cineasta francès Stéphane Robelin, que invirtiò cuatro años en culminar un sueño: reunir el reparto adecuado y contar con la presencia de Jane Fonda. Ganadora de dos Oscar por Klute y El regreso, la última actuación de la actriz norteamericana en el cine francès se remontaba a 1972, cuando se puso a las òrdenes de Godard para rodar Todo va bien al lado de Yves Montand.
Habitada por cinco consumados comediantes, ¿Y si vivimos todos juntos? es una pelìcula coral en la que nadie tiene un protagonismo absoluto. Fonda, Géraldine Chaplin, Guy Bedos, Claude Rich y Pierre Richard son cinco ancianos de espìritu juvenil que comparten amistad, secretos, rebeldìa, complicidades y hasta amores ocultos desde hace más de cuarenta años. Sufren angustias como la enfermedad, la proximidad de la muerte o el dolor de la ausencia, pero no renuncian a disfrutar, a pesar de sus carencias, de este ùltimo tramo vital.
La amenaza latente de verse recluidos en una residencia de ancianos, serà el revulsivo que les lleva a formar una comunidad, trasladàndose a la casa de campo de uno de ellos. El quinteto (dos parejas y un viejo seductor) se transforma en sexteto cuando se les impone un cuidador para que controle a uno de ellos, con principios de alzheimer. El encargado es un estudiante alemàn que pronto deviene còmplice de estos viejos insumisos. Sin buscar la trascendencia, esta comedia de resortes dramàticos logra evadirse de la banalidad que parecìa presidir este tipo de historias.
Fuente: La Vanguardia.com
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