Hay un factor químico recientemente reconocido en el cerebro, llamado neuritin, que regula la plasticidad y puede desempeñar un papel en la depresión. Los investigadores han identificado un factor de crecimiento nervioso que regula la plasticidad sináptica y parece tener efectos antidepresivos. En esta nueva investigación, publicada el 25 de junio en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, los científicos muestran que el neuritin, que aumenta las conexiones sinápticas en el hipocampo, puede aliviar el estrés inducido por los síntomas depresivos. Estos hallazgos dan una idea de los mecanismos moleculares que subyacen a la depresión, así como la identificación de un posible objetivo terapéutico. «Este estudio hace un trabajo realmente bueno que convence que el neuritin está implicado en la depresión», comentó Scott Russo, que estudia la respuesta del cerebro al estrés en el Mount Sinai Medical School de Nueva York, y no estuvo involucrado en la investigación.
«El neuritin tiene el potencial de prevenir y de corregir la depresión.» En un trabajo previo se demostró que el estrés y la depresión pueden llevar a la atrofia de las neuronas de las áreas importantes para la regulación del humor y la emoción del cerebro, como el hipocampo, según señalaba el autor principal, Ronald Duman, de la universidad de Yale. Los antidepresivos pueden revertir este efecto, al menos parcialmente, a través del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Duman y su equipo hicieron un trabajo anterior, investigando el papel de BDNF en la depresión, y había identificado al neuritin como un gen del BDNF que participa en la regulación de la neuroplasticidad. A fin de investigar el posible papel del neuritin en el desarrollo de la depresión, los científicos sometieron a ratones a un estrés crónico impredecible, que podía conducir a comportamientos depresivos, como la pérdida de interés por las experiencias agradables.
Durante 35 días, los ratones fueron expuestos a una variedad de factores estresantes, como pasar la noche en una jaula demasiado concurrida, a una hora de frío o casi 20 minutos de natación. Durante este período, los niveles de mRNA neuritin caían en picado, a menos que se les diera a los ratones el antidepresivo fluoxetina, lo que sugiere que el neuritin podría estar involucrados en los efectos del estado de ánimo dependiente del estrés y en las acciones antidepresivas. Los investigadores también trataron los cerebros de los ratones con un virus adeno-asociado que promovió la expresión del neuritin, y descubrieron que ayudaba a aumentar la ramificación dendrítica si se comparaba con los ratones tratados en el vector de control. El neuritin parecía estar convirtiendo las neuronas en un fenotipo más maduro, que fomentaba las respuestas de guía para el neurotransmisor glutamina, explicaba Russo. Este incremento de la expresión del neuritin ayudaba a su vez a los ratones para un mejor desempeño en las pruebas de aprendizaje, como el reconocimiento de un objeto extraño y a recordar un entorno en el que previamente habían recibido una descarga eléctrica, lo cual es indicativo de un incrementeo de la plasticidad sináptica.
El tratamiento de neuritin también impidió la depresión relacionada con el estrés crónico impredecible en los animales, que comían con más rapidez cuando se les presentaba una bolita de comida, además de mostrar un conducta menos ansiosa, entre otros resultados positivos de comportamiento. Por el contrario, la pérdida de expresión del neuritin causaba que los ratones exhibieran una conducta depresiva, incluso en ausencia de estrés. Los hallazgos identifican al neuritin como una molécula que vinculada el BDNF y la fluoxetina con sus efectos antidepresivos, dijo Steve Danzer, neurobiólogo del desarrollo en el Centro Médico Infantil del Hospital de Cincinnati, que no participó en el estudio. «Al nivel de una sola célula o de un circuito cerebral, aún no entiendemos completamente lo que es la depresión», reconocía Danzer. Esta nueva investigación ilumina algunas de las vías moleculares involucradas, pero, añadió, todavía no está claro cómo interviene el neuritin en sus efectos. «En este momento, los cambios neuronales y los efectos del antidepresivos son correlativos, pero tienen un ángulo prometedor», agregó. Duman espera que una visión más clara del neuritin y el BDNF podría conducir al desarrollo de terapias que mimeticen sus efectos.
«Creo que con el tiempo aprenderemos lo suficiente para empezar a hacer este tipo de moléculas miméticas del neuritin», dijo. La identificación de estas pequeñas moléculas agonistas de neuritin podría ser una vía de desarrollo de drogas con la posibilidad de ayudar a los pacientes con depresión que no responden a las terapias actuales, como los ISRS, añadió Danzer. Carlos Zárate, neurocientífico del Instituto Nacional de Salud Mental en Bethesda, Maryland, que no participó en el estudio, teorizó que las drogas dirigidas al neuritin (o a los efectores) también podría ser diseñado como un complemento a las terapias para hacerlas más efectivas. Sin embargo, esta proposición es todo un reto, tal como explicaba Russo, porque una terapia basada en el neuritin todavía resultaría difícil de desarrollar. La investigación de Duman dependía de la inyección de vectores virales directamente en la región correcta del cerebro, mientras que los antidepresivos actuales se toman por vía oral y trabajan por todo el cuerpo.
Por otra parte, mientras que el estrés puede conducir a un menor número de conexiones neuronales en el hipocampo, esto puede estimular el fenotipo opuesto en las estructuras más profundas que ayudan a los organismos a responder a condiciones rigurosas, señalaba Russo, significa que bañar el cerebro de un químico sináptico podría ser problemático. Entre tanto, el grupo de Duman está centrado en dilucidar la forma exacta en que el neuritin estimula la ramificación dendrítica y los cambios de humor, e identificar los antidepresivos que median sus efectos a través de la estimulación de su expresión. Russo también está interesado en entender más acerca de cómo el neuritin está involucrado en las respuestas de los individuos al estrés, el por qué algunas personas responden con una depresión, mientras que otros son más resilientes. Los investigadores están descubriendo mecanismos moleculares subyacentes a las estrategias de «afrontamiento activo» de nuestro cerebro, unas rutas por las que el cerebro trabaja activamente para prevenir la depresión. Tal vez los diferentes niveles de expresión de neuritin podrían explicar este fenómeno, ahí donde «el cerebro puede cambiar activamente de forma positiva.»
«El neuritin tiene el potencial de prevenir y de corregir la depresión.» En un trabajo previo se demostró que el estrés y la depresión pueden llevar a la atrofia de las neuronas de las áreas importantes para la regulación del humor y la emoción del cerebro, como el hipocampo, según señalaba el autor principal, Ronald Duman, de la universidad de Yale. Los antidepresivos pueden revertir este efecto, al menos parcialmente, a través del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Duman y su equipo hicieron un trabajo anterior, investigando el papel de BDNF en la depresión, y había identificado al neuritin como un gen del BDNF que participa en la regulación de la neuroplasticidad. A fin de investigar el posible papel del neuritin en el desarrollo de la depresión, los científicos sometieron a ratones a un estrés crónico impredecible, que podía conducir a comportamientos depresivos, como la pérdida de interés por las experiencias agradables.
Durante 35 días, los ratones fueron expuestos a una variedad de factores estresantes, como pasar la noche en una jaula demasiado concurrida, a una hora de frío o casi 20 minutos de natación. Durante este período, los niveles de mRNA neuritin caían en picado, a menos que se les diera a los ratones el antidepresivo fluoxetina, lo que sugiere que el neuritin podría estar involucrados en los efectos del estado de ánimo dependiente del estrés y en las acciones antidepresivas. Los investigadores también trataron los cerebros de los ratones con un virus adeno-asociado que promovió la expresión del neuritin, y descubrieron que ayudaba a aumentar la ramificación dendrítica si se comparaba con los ratones tratados en el vector de control. El neuritin parecía estar convirtiendo las neuronas en un fenotipo más maduro, que fomentaba las respuestas de guía para el neurotransmisor glutamina, explicaba Russo. Este incremento de la expresión del neuritin ayudaba a su vez a los ratones para un mejor desempeño en las pruebas de aprendizaje, como el reconocimiento de un objeto extraño y a recordar un entorno en el que previamente habían recibido una descarga eléctrica, lo cual es indicativo de un incrementeo de la plasticidad sináptica.
El tratamiento de neuritin también impidió la depresión relacionada con el estrés crónico impredecible en los animales, que comían con más rapidez cuando se les presentaba una bolita de comida, además de mostrar un conducta menos ansiosa, entre otros resultados positivos de comportamiento. Por el contrario, la pérdida de expresión del neuritin causaba que los ratones exhibieran una conducta depresiva, incluso en ausencia de estrés. Los hallazgos identifican al neuritin como una molécula que vinculada el BDNF y la fluoxetina con sus efectos antidepresivos, dijo Steve Danzer, neurobiólogo del desarrollo en el Centro Médico Infantil del Hospital de Cincinnati, que no participó en el estudio. «Al nivel de una sola célula o de un circuito cerebral, aún no entiendemos completamente lo que es la depresión», reconocía Danzer. Esta nueva investigación ilumina algunas de las vías moleculares involucradas, pero, añadió, todavía no está claro cómo interviene el neuritin en sus efectos. «En este momento, los cambios neuronales y los efectos del antidepresivos son correlativos, pero tienen un ángulo prometedor», agregó. Duman espera que una visión más clara del neuritin y el BDNF podría conducir al desarrollo de terapias que mimeticen sus efectos.
«Creo que con el tiempo aprenderemos lo suficiente para empezar a hacer este tipo de moléculas miméticas del neuritin», dijo. La identificación de estas pequeñas moléculas agonistas de neuritin podría ser una vía de desarrollo de drogas con la posibilidad de ayudar a los pacientes con depresión que no responden a las terapias actuales, como los ISRS, añadió Danzer. Carlos Zárate, neurocientífico del Instituto Nacional de Salud Mental en Bethesda, Maryland, que no participó en el estudio, teorizó que las drogas dirigidas al neuritin (o a los efectores) también podría ser diseñado como un complemento a las terapias para hacerlas más efectivas. Sin embargo, esta proposición es todo un reto, tal como explicaba Russo, porque una terapia basada en el neuritin todavía resultaría difícil de desarrollar. La investigación de Duman dependía de la inyección de vectores virales directamente en la región correcta del cerebro, mientras que los antidepresivos actuales se toman por vía oral y trabajan por todo el cuerpo.
Por otra parte, mientras que el estrés puede conducir a un menor número de conexiones neuronales en el hipocampo, esto puede estimular el fenotipo opuesto en las estructuras más profundas que ayudan a los organismos a responder a condiciones rigurosas, señalaba Russo, significa que bañar el cerebro de un químico sináptico podría ser problemático. Entre tanto, el grupo de Duman está centrado en dilucidar la forma exacta en que el neuritin estimula la ramificación dendrítica y los cambios de humor, e identificar los antidepresivos que median sus efectos a través de la estimulación de su expresión. Russo también está interesado en entender más acerca de cómo el neuritin está involucrado en las respuestas de los individuos al estrés, el por qué algunas personas responden con una depresión, mientras que otros son más resilientes. Los investigadores están descubriendo mecanismos moleculares subyacentes a las estrategias de «afrontamiento activo» de nuestro cerebro, unas rutas por las que el cerebro trabaja activamente para prevenir la depresión. Tal vez los diferentes niveles de expresión de neuritin podrían explicar este fenómeno, ahí donde «el cerebro puede cambiar activamente de forma positiva.»
The-Scientist.com , Autora: Sabrina Richards, 25 de junio 2012
Somos información
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!